A partir de ahí nos terminó enzoquetando gente de su ralea que frecuentaba la misma vereda de su vida desde donde sacó a gente que se le parecía. No son pocos. Fueron electos por 700 mil identificados con este modelo al que llamaban rupturista, pero que en verdad fueron funcionales para que todo siga igual como siempre.
Los vulgares escogidos al inicio del periodo legislativo no tuvieron ningún tipo de pudor para definirse en el bando ganador, total los recursos vinieron de ahí para dividir a la oposición. El defecador se alzó con 5 millones de dólares en una operación harto rentable sin tener que rendir cuentas a nadie, total el partido era él. Los disidentes se apartaron y solo le quedó la mujer como contrapeso a su vulgaridad.
El modelo no solo existe en la política. Lo encontramos en la música y en influencers que llenan las redes sociales con actitudes y modelos zafios con los que identifican a muchos con su personalidad degradada y ruin. Lo que imitan y ambicionan no es diferente con el modelo del éxito de significativamente corruptos que pudieron alcanzar fama, dinero y poder sobre los mismos argumentos ante una sociedad formal, seria y responsable que se ha convertido en minoría.
Lo que les queda es que la realidad termine por acercar de nuevo a un punto de inflexión donde puedan concluir que con todos los vulgares no les han ido bien y que los han engañado de manera tal que la pobreza, la marginalidad y la falta de educación o de salud le siguen pasando la factura diariamente.
Después de la borrachera de la vulgaridad se habrán dado cuenta que los que les causaba gracia o ira no pasaba de ser un oportunista mecanismo de someterlo a la misma condición que padecian desde hace años. La desafinación de los supuestos cantantes como Alder Alcides se hizo carne en la política con actores cuyos costos de mantenerlos son extraordinariamente superiores a las interpretaciones de esos supuestos artistas.
Nadie espera otra cosa de Jatar, Chaqueñito, Yami Nal, Zenaida, Bachi, Dionisio u otros. La vulgaridad es todo lo que pueden ofrecer y sus impudicias las exhiben abiertamente. La procacidad de su desnudez intelectiva sólo puede resumirse en insultos, agravios o gestos obscenos. No tienen otra cosa más que dar y lo sabemos.
Nos sorprende eso sí que cuando todo eso acabe de supuestamente divertir deban pasar a la fuerza que les da el poder de turno que los respalda y que los daños sean superiores. Los que miran desde afuera todo esto pueden concluir que si todo eso no tiene costo bien pueden ellos tomar las armas y acabar con todo aquel que los critica o los importuna. Si han podido con Lalo Gomez que era uno de los suyos no habrá límites en la tolerancia social que se tiene con los que empezaron siendo vulgares hasta acabar como asesinos.
Todo dependerá finalmente de nosotros que concedamos ese tipo de comportamiento como natural a nuestra condición de paraguayos. Pero lo único cierto es que todo esto solo puede terminar muy mal para todos.
Los chabacanos, zafios, groseros y toscos empiezan así siempre para luego en función de la reacción social ir por algo peor. No hay espacio para la risa ni la subestimación. Están probando nuestra tolerancia y recordando a los miles de votantes que escogieron a los legisladores de Paraguayo Cubas o los liberales de Dionisio Amarilla y los colorados de Bachi Núñez que sus acciones no nos causan gracia y que repudiamos la vulgaridad por su abierta degradación social que ella supone.