A lo largo de más de 20 años, esta travesía ha sido una tradición para la familia Cantero y otros fieles, un ritual de devoción y esperanza que trasciende generaciones.
Norma Fernández, una de las peregrinas, cruzó desde Foz de Yguazú para unirse a la caminata. Con una pequeña imagen de la Virgen cuidadosamente guardada en su mochila. “Es mi segundo año haciendo este recorrido. Vengo con una promesa en mi corazón, agradecida por las bendiciones recibidas”.
El grupo inicial estaba compuesto por siete personas, entre ellas, Nene Cantero, el más experimentado del grupo, quien ha caminado hacia Caacupé durante más de dos décadas. Inició la travesía cargando una imagen de la Virgen. Durante el trayecto, amigos, vecinos y peregrinos se van sumando. Esperan llegar hasta la Villa Serrana un grupo de 20 personas.
Un vehículo de apoyo seguía al grupo con provisiones, medicamentos básicos y un equipo de sonido que reproducía canciones dedicadas a la Virgen. “La música nos anima, es como si la Virgen nos acompañará en cada paso”, dijo Norma, mientras ajustaba sus pertenencias.
El cuerpo de bomberos voluntarios, liderado por Aldo Florentín, escoltó a los peregrinos en los primeros tres kilómetros, una zona complicada por el tráfico y la ausencia de rutas peatonales seguras.
“Es un honor ser parte de este viaje, aunque sea por un tramo corto. Vemos la fuerza de la fe en cada uno de ellos”, comentó Florentín. WF