El operativo fue encabezado por fuerzas de seguridad de Brasil, con apoyo del Ministerio Público del Trabajo (MPT), tras una denuncia que alertó sobre el reclutamiento irregular de trabajadores desde el interior de Paraguay.
El rescate se realizó en la localidad de Perobal, en el noroeste del estado, donde se constató una serie de violaciones graves a los derechos laborales y humanos.
Según informaron los intervinientes, los paraguayos eran traídos en taxis pagados por el propio empleador, pero luego el costo del traslado era descontado de sus salarios, una práctica ilegal y abusiva.
Además, no estaban registrados formalmente como trabajadores, percibían sueldos inferiores a los de sus pares brasileños y no contaban con condiciones mínimas de seguridad ni de higiene.
Durante la inspección, los agentes detectaron que los jornaleros trabajaban sin agua potable, sin baños móviles ni equipos de protección personal.
Eran transportados a diario en una furgoneta y alojados en viviendas insalubres, donde se observaron aguas servidas a cielo abierto, colchones sucios sobre el suelo, cocinas improvisadas y baños sin duchas eléctricas.
Uno de los responsables del esquema fue arrestado en el lugar. Está acusado de someter a personas en condiciones análogas a la esclavitud, delito que en Brasil puede ser penado con entre dos y doce años de prisión. Las investigaciones continúan para identificar a otros posibles implicados en la red de explotación.
Los 18 paraguayos rescatados fueron trasladados a la ciudad de Umuarama, donde reciben atención integral a través de la Asociación de Apoyo a la Promoción Profesional (Apromo), que les brinda asistencia psicológica, médica y legal. Las autoridades confirmaron que su retorno a Paraguay está previsto para este viernes.