14 jul. 2025

Toda guerra es una derrota para la humanidad entera

A una semana de haberse iniciado una de las peores crisis bélicas de este siglo, el mundo contempla desolado la realidad de que el camino hacia la paz está poblado de obstáculos. Mientras tanto, prosiguen sin parar los ataques entre Israel e Irán y no se avistan señales de que los bombardeos van a detenerse. Junto a este conflicto que, sin duda, puede tener consecuencias catastróficas, el mundo no debe perder de vista la situación en Gaza, donde continúa la grave crisis humanitaria. Es inadmisible tanta crueldad e irresponsabilidad de los líderes mundiales.

Hoy, más que nunca, en este tiempo de miedo e incertidumbre necesita el mundo escuchar los mensajes que instan al mantenimiento de la paz en el planeta. El papa León XIV había expresado su dolor y preocupación por los conflictos abiertos en varios frentes. Y había alertado sobre las armas que podrían conducir a atrocidades peores que las del pasado. Porque ciertamente como decía el papa Francisco, “La guerra es siempre una derrota”.

León nos advierte, citando a Pío XII y su histórico mensaje, pronunciado a las puertas de la Segunda Guerra Mundial: “Nada se pierde con la paz. Todo puede perderse con la guerra”. Una frase que sin duda necesitamos tenerla en cuenta.

Precisamente en estos momentos de gran incertidumbre son necesarios referentes que nos recuerden a todos el valor de la paz, lo absurdo del uso de la fuerza, que puede llevarnos incluso a hipotecar el porvenir de la humanidad. Este año en que se recuerdan los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que causó tantas muertes, tanto dolor.

Conviene recordar que por esa guerra nació la Declaración Universal de los Derechos Humanos, precisamente porque –como se lee en el preámbulo– el menosprecio de los derechos humanos dio origen a actos de barbarie, ultrajantes para la conciencia de la humanidad.

Justamente porque a la humanidad le cuesta aprender las lecciones que deja la historia, hoy nos encontramos a las puertas de un gravísimo conflicto, como nos recuerdan las agencias de información internacionales. Irán e Israel completan una semana de ofensiva, con oleadas diarias de misiles lanzados de un lado a otro, los que como cabe suponer dejan un número incierto de víctimas. En medio de todo sigue creciendo el miedo en las poblaciones, y mientras los líderes no bajan el tono de sus mensajes, las personas huyen de las ciudades.

En Irán, como reporta la Agencia EFE, hay problemas de acceso a internet, a instancias de un gobierno que también prohíbe grabar y hacer fotografías en lugares públicos, especialmente de los edificios bombardeados. Oficialmente las autoridades han confirmado hace menos de una semana 224 fallecidos. En tanto, miles de iraníes han huido de Teherán por los bombardeos de Israel y por las amenazas de Estados Unidos de unirse al conflicto. En Israel, los muertos son menos –24 según la cifra proporcionada por las autoridades–, pero más de 5.000 personas han sido evacuadas a causa de los ataques con misiles de Irán en territorio israelí.

Lamentablemente, desde que comenzó esta crisis, no hubo un solo día de pausa en el intercambio de bombardeos, desde que Israel lanzó, en la madrugada del viernes 13 de junio, un ataque a gran escala contra instalaciones del programa nuclear iraní, ante el temor de que Teherán consiga la bomba atómica, algo que niegan las autoridades de Irán. Como sabemos, la respuesta de Irán no se hizo esperar con los primeros misiles lanzados, casi todos interceptados por el sistema de defensa antimisiles israelí, aunque como informan los medios a lo largo de los días este sistema ha mostrado brechas, por lo que varios misiles han impactado en Tel Aviv y en Haifa. Irán atacó instalaciones militares y también golpeó objetivos civiles.

Un llamado a la paz no será completo si olvidamos el conflicto que se desarrolla en medio de la escalada de violencia entre Irán e Israel: La dramática e indigna crisis humanitaria que se vive en Gaza. Como señalaba el papa Francisco en su último pronunciamiento público previo a su muerte, en el que alertaba sobre el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo, pedía el fin del terrible conflicto que lleva muerte y destrucción a la comunidad de Gaza.

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