Hace muchos años, en mi adolescencia, construir la represa hidroeléctrica más grande del mundo era motivante, o que nuestra música sea escuchada y apreciada en muchos lugares lejanos, y particularmente, que la guarania sea reconocida como una creación paraguaya de belleza multicultural. Por sobre el impulso o el entusiasmo que hitos así puedan generar, debemos tener algún sueño que se vaya conquistando de a poco y que cada paso beneficie a alguien. Sostengo que debe estar vinculado a la salud. Es genial que seamos parte de un mundial de fútbol, o de otros importantes eventos internacionales, aunque paralelamente debemos conseguir soluciones que impacten en suavizar carencias.
La prosperidad, el avanzar sostenida y positivamente en la dirección correcta requiere de animarse a dar los primeros pasos, y a repetirlos cuando se complican, cuestan o se demoran. Tanto una mejor y más abierta negociación del anexo C como que los mejores profesionales de la salud, medicamentos y tratamientos estén disponibles y accesibles son objetivos cotidianos, debemos insistir todos los días. Muchas cosas merecen fuegos artificiales, grandes titulares, o una placa recordatoria, y también hay muchas cosas que cada uno puede lograr en sus actividades personales o emprendimientos y que también contribuyen a un mejor país: Hacer fila, esperar turno, respetar, rendir cuentas, ser transparentes, pagar impuestos, precios justos, ahorrar, conciliar, renunciar y cualquier otro acto que sume al bien común. Aprovechemos esta época de oración y reflexión para elegir cuál será nuestra ofrenda o nuestro desapego. Vamos a animarnos a “navegar mar adentro”, a “volver a lanzar las redes”, a llevar nuestras almas más arriba y más lejos, y sigamos buscando buenos líderes y grandes sueños y confiemos en que el Espíritu Santo nos ayude a perseguirlos con fe, perseverancia y coraje.