25 nov. 2025

Ser libertario

La meteórica carrera de Javier Milei a la Presidencia de la República Argentina ha puesto en primera plana la doctrina libertaria.

¿Pero sabemos acaso qué es ser libertario?

Ser libertario es comprender que la libertad es el supremo bien del individuo. La libertad permitió la liberación de las fuerzas productivas del hombre, multiplicó sus medios de subsistencia y lo elevó de la barbarie a la civilización.

Ser libertario es comprender que los derechos del hombre son inherentes a sí mismo, no dependen de la voluntad o el poder de poderosos ni del Estado. Estos derechos pueden ser deducidos a través del uso de la razón, pues son derechos naturales que surgen de la naturaleza humana. Son el resultado de la necesidad del hombre de interactuar en libertad con la naturaleza y las otras entidades del mundo para desarrollar las facultades en la lucha por la existencia.

Ser libertario es comprender que de sus derechos naturales se deriva su derecho a la NO AGRESIÓN, es decir a no ser impedido por otros en la persecución de los objetivos de su vida y, asimismo, entender que la libertad personal del individuo termina donde empieza la de su semejante y, por consiguiente, su obligación de no agredirlo.

Ser libertario es comprender que la propiedad irrestricta de sí mismo, de su cuerpo y de sus bienes es el único medio que tiene el individuo de prosperar en la sociedad, y es el derecho fundamental que sostiene su existencia. Es no solo el pilar fundamental de la preservación de la sociedad libre, sino también la solución a todos los problemas sociales.

Ser libertario es comprender que el comercio y el mercado libre nacional e internacional están en la esencia misma del progreso humano y que su resultado ha sido la enorme acumulación de capital que nos permitió el aumento enorme de la población, la productividad y prosperidad, fundamento de las maravillas tecnológicas de las que ahora disfrutamos y que tanto han aumentado nuestro nivel de vida.

Ser libertario es comprender que los principios de la libertad económica destruyeron las barreras que separaban a señores y ciervos, imponiendo la igualdad ante la ley, el fin de la persecución por opinión o credo, el fin de las eternas guerras internacionales, y la tolerancia a las decisiones económicas de nuestros semejantes.

Ser libertario es comprender que el Estado no es un agente legítimo en el sistema económico. Como mecanismo de compulsión y coerción, su labor es preservar el cumplimiento de la ley y asegurar el principio de la no agresión y la armonía de las relaciones humanas.

Ser libertario es comprender que el Estado no puede favorecer a intereses especiales en detrimento de los intereses de la mayoría, ni puede abrogarse derecho alguno sobre los bienes y la propiedad del individuo sin su consentimiento.

Ser libertario es comprender que toda sociedad corrupta es el resultado de la falta de libertad económica, y del poder del Estado de dictar legislación prebendaria y clientelista que atenta contra los bienes y la propiedad privada y favorece grupos privilegiados en detrimento de la mayoría.

Ser libertario es comprender el supremo sentido de la justicia que nos legaron los romanos: Honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere. Vivir honestamente, no dañar a los demás, y dar a cada uno lo suyo.

Y ante todo, ser libertario es en el fondo comprender que nuestro deber como seres humanos es respetar el proyecto de vida de nuestros semejantes.

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