El paseo central ubicado entre la ruta internacional PY02 y la avenida Monseñor Rodríguez, a escasos metros de la emblemática rotonda del Reloj y a unos 600 metros del Puente Internacional de la Amistad, debería ser un punto de respiro para los visitantes que recorren el microcentro comercial de Ciudad del Este. Sin embargo, la realidad, lamentablemente, es otra. En la práctica, el espacio se ha transformado en un verdadero baño a cielo abierto.
Allí, bajo la sombra de los árboles y en medio de un incesante flujo de turistas, muchos optan por hacer una pausa, sentarse y recuperar energías antes de continuar con sus compras. Lo que podría convertirse en una postal de hospitalidad urbana y descanso seguro termina opacado por una situación incómoda y desagradable, ya que el lugar se utiliza de manera indiscriminada como sanitario improvisado.
El problema no solo se ve, también se huele. El olor penetrante a orín invade el paseo central y choca de frente con el perfil turístico que Ciudad del Este intenta proyectar al mundo. A pesar de que existe un baño municipal a apenas 50 metros, gran parte de los transeúntes, personas en situación de calle e incluso los propios dueños de casillas que venden bebidas alcohólicas en el lugar, prefieren recurrir a los árboles, a las columnas de cemento y también a la estructura abandonada de una antigua fuente de agua que hoy funciona como urinario.
TRISTE IMAGEN
“Es muy triste ver a los turistas descansar en medio de un olor a orín impresionante. Lastimosamente, en varias casillas se vende bebida alcohólica y a la tarde, se junta mucha gente a tomar. No quieren caminar 50 metros ni pagar G. 2.000 para usar el baño municipal. Prefieren hacerlo contra los árboles y las columnas del paseo”, lamentó una trabajadora de una tienda de celulares cercana, quien pidió no ser identificada.
Añadió que la situación empeora con el abandono de la infraestructura del lugar. Explicó que la fuente de agua que dejó de funcionar hace años también se utiliza como mingitorio y describió la experiencia de pasar por allí como insoportable. “Imagínese la imagen que se llevan los turistas que paran para descansar un poco antes de seguir viaje. Ojalá la Municipalidad intervenga pronto. Tenemos fe en la intendenta María Portillo, porque hemos visto que responde a reclamos ciudadanos en otros sectores”, expresó.
La queja ciudadana adquiere mayor relevancia al considerar el peso estratégico de la ciudad. Ciudad del Este es la puerta de entrada al Paraguay, la segunda urbe más importante del interior, y su motor económico depende directamente del comercio y del turismo de frontera. Brindar buena atención, servicios básicos e infraestructura adecuada resulta fundamental no solo para sostener la actividad económica, sino también para preservar la reputación de un destino que recibe a miles de personas cada día.
DESIDIA MUNICIPAL
En este contexto, comerciantes y transeúntes coinciden en que la solución debe partir de una acción firme y sostenida de la Municipalidad. Consideran indispensable reforzar los controles, ordenar el espacio público, garantizar baños accesibles y suficientes, y evitar que un lugar tan concurrido se convierta en un foco permanente de insalubridad. Afirman que no se trata únicamente de limpiar o pintar, ya que hace falta presencia constante y reglas claras para quienes venden en el paseo central. Señalan que mientras se permita que algunas casillas fomenten el consumo de alcohol sin control, la situación no cambiará.
La problemática tiene un trasfondo aún más profundo que compromete directamente la competitividad de Ciudad del Este frente a otros destinos comerciales cercanos, como Foz de Yguazú en Brasil, que destina importantes recursos a mejorar su infraestructura urbana y a garantizar servicios pensados para los turistas. Difícilmente un visitante que deba descansar en medio de olores nauseabundos conserve un buen recuerdo de la ciudad o manifieste deseos de regresar.
El desafío, entonces, trasciende la limpieza ocasional del paseo central. Se trata de rescatar la imagen de Ciudad del Este como destino comercial confiable y hospitalario, capaz de recibir al visitante con espacios ordenados, servicios básicos garantizados y un ambiente digno. Hasta que eso no ocurra, la postal que se llevarán quienes se detienen en este lugar estratégico será la de una ciudad con enorme potencial, pero atrapada entre el abandono, la improvisación y la falta de planificación.