En un mensaje dirigido a la feligresía, el purpurado expresó su profundo dolor ante la situación de miles de civiles inocentes, entre ellos numerosos niños y familias enteras que son víctimas de la “violencia, del hambre y de la injusticia que golpean duramente a esa tierra martirizada. Ante tanto dolor, nuestra Iglesia no puede permanecer indiferente”.
La colecta se llevará a cabo a través de la ofrenda dominical de ese día y será enviada en su totalidad para atender a los más necesitados de la región.
El cardenal también pidió que en cada eucaristía se eleve una oración por la paz en Medio Oriente, recordando palabras del papa León XIV.
“Gaza es hoy una herida abierta en el corazón del mundo; no podemos resignarnos a que la violencia y la desesperanza tengan la última palabra”, citó.
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La solidaridad cristiana –dijo– trasciende lo material, al ser también un signo de comunión y esperanza.
“Que cada aporte –sea pequeño o grande– se convierta en una semilla de esperanza para tantas familias que esperan un gesto de amor cristiano”.