19 abr. 2024

Políticas públicas en jaque

Los paraguayos, en los últimos dos años señalamos con demasiado énfasis que el origen de nuestros males estaba en la pandemia y sus consecuencias negativas. Es hora de calibrar bien las causas en su origen, estudiar su tipo y su naturaleza

El “lugar común” de los análisis de actualidad entre nosotros, los paraguayos, ha estado los últimos dos años en señalar con demasiado énfasis que el origen de nuestros males estaba en la pandemia y sus consecuencias negativas. Los datos más impresionantes son los siguientes: desde febrero de 2020 a nuestros días hubo más de 645.000 casos crónicos de Covid-19, de los cuales fueron más de 618.000 los recuperados. La diferencia fueron los fallecidos. La actualización al 10 de marzo pasado fueron 2.301 muestras del día, 363 nuevos casos, 7 nuevos fallecidos y 774 nuevos recuperados. Y en cuanto a vacunas, al 7 de marzo las personas vacunadas fueron 3.828.122, otras 3.233.060 personas con dos dosis y 1.156.981 con tres. Estos datos pueden variar fuertemente de una fuente a otra. Además, no sería de extrañar que los mismos estén considerablemente subestimados. Mejor aguardar confirmación fidedigna.

COMBATE AL COVID19. Se concentró en la obtención de vacunas, que los primeros meses fue lenta, y en la vacunación de la cantidad máxima de gente. En los pedidos de vacunas la corrupción imperante en los sectores público y privado fue extraordinariamente grande. La connivencia entre ambos multiplicó los casos delictivos y facilitó una impunidad gigantesca. Como se sabe, esta favorece la corrupción y la fortalece.

RECESIÓN, QUIEBRAS Y DESEMPLEO. Se multiplicaron. En materia de políticas públicas, objetivo prioritario fue evitar el colapso de las empresas, independientemente de su tamaño, con asistencia financiera suficiente. Numerosas medidas tomó el sector público al respecto, tanto para empresarios como para trabajadores de los sectores formal e informal. No obstante, no se pudo evitar que la cuestión económica y social cayera en enormes dificultades. Aumentaron los casos de empresas en quiebra, sobre todo en los ámbitos de microemprendedores rurales y microempresarios urbanos. Las consecuencias fueron ampliamente negativas e impresionantes el número de desempleados y subempleados, así como la migración de la economía formal a la informal, con el fin de evitar mayores penurias, evadiendo impuestos.

GRAVES AMENAZAS. Para colmo de males, empeoraron los ya expandidos problemas de sequía y cambio climático, agravados por las dificultades de logística en comercio exterior. La mayor parte de sus causas son del exterior. Una parte de ellas, sin embargo, es también de origen interno. Como si todo eso fuera poco, la situación se agravó muchísimo con la invasión genocida de Putin a Ucrania, poniendo al mundo al borde de una conflagración mundial con peligro de guerra nuclear.

DEFORMACIÓN ESTRUCTURAL INTERNA. Todo eso, en su conjunto, dio a mucha gente la sensación de que nuestros males eran de origen externo. Craso error. Hablando en magnitudes, la mayor parte de esos males mencionados arriba son ciertamente de origen exógeno, pero parte importante de nuestros principales problemas sigue siendo de origen interno, sobre todo poniendo la mira en inflación, aumento de costos, déficit fiscal, vulnerabilidad de las mipymes, caída del producto e informalización. Estos son males locales y tienen que ver con la mismísima política económica en general, así como con la mala calidad del gasto público en particular, junto con la megaimpunidad que fomenta corrupción permanente, empeoradas por cleptocracia e ineptocracia, acosadas por nepotismo.

ENDÓGENO Y EXÓGENO. Ergo, las causas de las múltiples crisis contemporáneas han sido tanto de origen interno como externo. La actual interactividad entre ellas es grave y difícil de solucionar en el corto plazo. Así las cosas, nuestras políticas públicas se encuentran en permanente jaque. Es hora de calibrar bien las causas en su origen, estudiar su tipo y su naturaleza, así como por lo menos amortiguar ese enorme impacto endógeno y exógeno, con el que tendremos que lidiar todos en el presente y en el futuro próximo.

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