CIUDAD DEL ESTE
Afuera, las ambulancias van y vienen, tanto del Cuerpo de Bomberos Voluntarios como del Hospital Regional de Ciudad del Este y de otros servicios de municipios del interior. Adentro, el tiempo se diluye en los pasillos. Las sillas de ruedas dejaron de ser transitorias y son salas de espera, camas provisionales, símbolo de una saturación que –aunque no se admite del todo– se vive a diario en carne propia.
En medio de un creciente número de consultas y hospitalizaciones, el Hospital Regional de CDE enfrenta como puede la constante alta demanda de servicio, sobre todo en el área de urgencias. Aunque no está completamente saturado, como lo aclaró el director de la Décima Región Sanitaria, Dr. Federico Schrodel, la falta de camas disponibles obliga a muchos pacientes a esperar por un lugar en sillas de ruedas. La institución, con 134 camas formales y que puede elevarse hasta 172, se encuentra bajo una presión constante.
La razón principal, según explicó Schrodel, es el aumento del periodo de internación, sobre todo de los pacientes con enfermedades respiratorias. “De un promedio de siete días, ahora pasamos a entre diez y doce días de internación. Esto reduce la rotación de camas y prolonga el tiempo de espera en urgencias”, señaló.
El problema se agrava con el ingreso continuo de pacientes por accidentes de tránsito, enfermedades crónicas como infartos y accidentes cerebrovasculares, sumado al incremento de cuadros respiratorios, especialmente entre pacientes inmunodeprimidos o con comorbilidades.
Pese a estas condiciones, el hospital no ha dejado de atender. “No es que dejamos a la gente sin atención. Pero no podemos sacar a un paciente de una cama para poner a otro. Todo se da a medida que se van otorgando altas. A veces, la espera en silla de ruedas es inevitable”, manifestó.
PACIENCIA. El director también criticó la falta de empatía de algunos usuarios. “Me llaman a mi teléfono, me piden cama, y a veces son tan injustos. Piensan solo en sí mismos, pero yo tengo que pensar en todos los paraguayos”, expresó, haciendo referencia a la carga emocional de su función.
El hospital posee 21 camas de terapia intensiva para adultos, 6 camas de terapia pediátrica y 14 incubadoras neonatales. En la práctica, la ocupación suele estar al 100%, sin margen de maniobra. “Siempre digo que en salud pública, si no das el 100%, se hace muy difícil sostenerse”, recalcó.
La Décima Región Sanitaria busca fortalecer la red de atención primaria en el interior del departamento, con visitas a los 22 distritos donde están ubicadas las 111 Unidades de Salud Familiar (USF). “Estamos recorriendo y conociendo a la gente. El objetivo es evitar el traslado innecesario de pacientes al Hospital Regional”, explicó.
En cuanto a recursos humanos, indicó que CDE logró formar un equipo de 42 médicos dedicados a terapia intensiva, incluyendo 14 pediatras. Sin embargo, reconoció las dificultades para atraer especialistas desde Asunción. “Muchos médicos no quieren venir al interior. Valoran su vida social, sus rutinas, sus familias. A veces, ni con sueldos de G. 20.000.000 conseguimos que se muden. Por eso, la clave es formar profesionales aquí”, expresó.
El desgaste estructural del hospital, que ya cuenta con más de 35 años de vida institucional, también es evidente. Schrodel recordó que durante la pandemia llegaron a tener hasta 100 pacientes internados en terapia intensiva en un solo día, lo que obligó a una reorganización completa del personal médico.
Ante esta realidad, el gran proyecto en el horizonte es el futuro Gran Hospital del Este. El presidente Santiago Peña ya anunció su construcción, y el Ministerio de Salud está en proceso de planificación. “Estamos trabajando en el Proyecto Médico Arquitectónico, que establece cuántas camas, salas, laboratorios y equipos se necesitarán, de acuerdo a la población del Alto Paraná”, explicó Schrodel.