EFE
Sally Hawkins, la nominación pendiente
La actriz británica de 37 años llevaba tiempo llamando a la puerta de los Óscar con papeles a la europea entre los que destacó especialmente su tragicomedia “Happy-Go-Lucky” (2008) por la que estuvo cerca de lograr la nominación a los premios de la Academia de Hollywood.
Tuvo que ser en un papel de estadounidense de baja clase social y a las órdenes del cineasta neoyorquino más famoso, Woody Allen, por el que Hawkins lograra finalmente la recompensa que se le resistía.
En “Blue Jasmine” hace de contrapeso a Cate Blanchett, quien seguramente se hará con el Óscar de mejor actriz, y le abre de par en par las puertas de Hollywood, que ya había contado con ella para una superproducción, la primera de su carrera, “Godzilla”.
Hawkins, también nominada por “Blue Jasmine” a los Bafta británicos, vio cómo le superaba la estadounidense Jennifer Lawrence por “American Hustle”.
Jennifer Lawrence, la actriz de moda en Hollywood
Jennifer Lawrence tiene 23 años, un Óscar de actriz protagonista (“Silver Linings Playbook”) y dos nominaciones más, la última por encarnar a la esposa de un estafador en “American Hustle”, un papel en el que vuelve a demostrar su capacidad para encarnar a personajes con personalidad inestable.
La intérprete podría repetir como ganadora este año; no en vano se impuso ya en los Bafta y los Globos de Oro, cuando todo parecía indicar que le tocaba el turno a Lupita Nyong’o, la favorita al Óscar como actriz de reparto.
Pero Lawrence supo cautivar a industria y espectadores. No solo lidera producciones de taquilla como “The Hunger Games” o “X-Men”, sino también tiene el respeto del circuito independiente donde hizo “The Burning Plain” o “Winter’s Bone”, filme que le valió su primera nominación al Óscar.
Lupita Nyong’o, la candidata mexicana
Sus padres la llamaron Lupita en honor a la mexicana virgen de Guadalupe, ya que nació en Ciudad de México aunque su familia es de Kenia. La actriz, que habla español y pasó tiempo en su adolescencia en el país latinoamericano, es la candidata más latina a los Óscar interpretativos este año.
Según los expertos, además, está llamada a recoger la estatuilla por su trabajo en “12 Years a Slave”, su primer largometraje como actriz en el que hace de esclava maltratada por un tirano propietario de una plantación de algodón.
Nyong’o, educada en Estados Unidos, supo encajar enseguida en Hollywood, donde ya cautivó tanto en la pantalla como sobre las alfombras rojas.
Su próximo estreno, “Non-Stop”, es un “thriller” del español Jaume Collet-Serra, que vuelve a dirigir a Liam Neeson como ya hiciera en “Unknown”.
Julia Roberts, el regreso de la novia de América
Una vez cada década, desde finales de los 80, Julia Roberts reaparece como nominada en la ceremonia de los Óscar. Así ocurre desde “Steel Magnolias” (1989), que fue seguida por “Pretty Woman” (1990) y “Erin Brockovich” (2000), filme que finalmente le permitió llevarse a casa la ambicionada estatuilla.
En esta ocasión, su papel está lejos de aquel que la convirtió en novia de América (“Pretty Woman”). Hace de hija mayor de una familia desestructurada que encabeza una mujer depresiva que interpreta Meryl Streep (nominada a mejor actriz), en “August: Osage County”.
La gala de los Óscar del 2 de marzo llega para Roberts en un momento personal complejo.
Su hermanastra Nancy Motes falleció el 9 de febrero de aparente sobredosis en Los Ángeles, razón por la que la actriz se ausentó de la comida de nominados del día 10.
June Squibb, la veterana debutante en los Óscar
June Squibb estrenó su primera película cuando tenía 60 años, allá por 1990. El filme se llamaba “Hilda” y pasó sin pena ni gloria por las carteleras donde Julia Roberts seducía con “Pretty Woman”.
Ahora con 84 años, en pleno mundo digital y del 3D, Squibb obtuvo el éxito que a muchos actores se les resiste toda la vida, la nominación al Óscar. Lo hace además con un papel en una película en blanco y negro, “Nebraska”.
Squibb interpreta a la descreída esposa de un hombre que está convencido de que le tocó un millón de dólares y se empeña en ir desde Montana a Nebraska para recogerlo.
Squibb, que vive la experiencia de los Óscar como una debutante más, según se desprendió de sus palabras en la comida de nominados, es hija de una pianista que ambientaba las películas de cine mudo en la década de 1920 y se forjó como profesional en el teatro.
El director de “Nebraska”, Alexander Payne, la conocía ya desde que contó con ella en “About Schmidt” (2002).