En la ciudad de Areguá abrirá sus puertas desde este domingo 6, el Areté Centro Cultural, un espacio dedicado a la creación, la memoria y la experimentación artística, con el legado de la artista visual Lucy Yegros como corazón del proyecto.
Ubicado en una casa histórica sobre la intersección de Mariscal Estigarribia y Domingo Martínez de Irala –pleno eje cultural de la ciudad–, Areté surge como una plataforma abierta a la comunidad local e internacional.
Más que una sala de exposiciones es un punto de encuentro entre arte, identidad y espiritualidad, con una fuerte impronta de inclusión y educación.
En la ocasión, se habilitará una exposición inaugural (y permanente) dedicada a la obra de Lucy Yegros, figura fundamental del arte contemporáneo paraguayo y latinoamericano, conocida por su exploración de materiales orgánicos, el papel hecho a mano, las fibras vegetales, las máscaras ancestrales y el rito como forma de expresión.
La muestra reúne piezas claves de su carrera, incluyendo obras que recorrieron bienales y museos del mundo como la Bienal de Venecia (2001), el MASP de San Pablo, y el Museo del Papel de Mino, Japón.
Lea más: Lucy Yegros: “La vida hay que disfrutarla todos los días”
Asimismo, estarán disponibles los primeros cuadros que la artista pintó cuando recién abrió su primer taller con la artista plástica Ysanne Gayet.
Un homenaje eterno
Este centro cultural no solo es la casa de la historia en vida, sino también un proyecto de continuidad.
Por su parte, Octavio Caballero Yegros, hijo de Lucy y gestor del centro, explica que la casa fue durante décadas el taller de su madre, un espacio de creación y encuentros bohemios donde convivían poesía, pintura y música. Desde los años 80 hasta principios del 2000, la artista utilizó esta misma propiedad como refugio creativo y ya entonces soñaba con transformarla en un espacio cultural.
“El proyecto nace de una idea de Lucy hace muchos años. Este lugar fue su taller, su centro de producción y de reunión. Cuando volví al país después de 26 años en Europa, sentí que era el momento de materializar ese deseo, de darle forma y abrirlo a la comunidad”, recuerda Octavio.
En el mismo predio también funciona la escuela comunitaria Kunumí Areté, inspirada en la pedagogía Waldorf, que busca el desarrollo integral del niño, considerando su cuerpo, alma y espíritu, con más de 20 años de trabajo alternativo en la formación de niños y niñas. Esta articulación permite que Areté se proyecte como un espacio educativo vivo, donde la práctica artística dialoga con procesos de aprendizaje colectivo. Los talleres, actividades y muestras serán diseñados en conjunto con educadores, artistas locales y visitantes.
Te puede interesar: Tributo musical para Lucy Yegros y José Luis Ardissone
Actividades inclusivas
El centro ya cuenta con un calendario de actividades para el segundo semestre del año, incluyendo talleres de cerámica ancestral, pintura, fotografía y charlas sobre gestión cultural. Gracias al apoyo de los Fondos de Cultura, las propuestas se ofrecen a costos accesibles para toda la comunidad. Además, se prevé realizar dos exposiciones por año, promoviendo la circulación de artistas paraguayos e internacionales.
Con accesibilidad como principio, Areté incorpora rampas, recursos auditivos y materiales digitales descargables vía QR para garantizar la inclusión de personas con discapacidad o dificultades lectoras. “No se trata solo de mostrar arte, sino de que cada visitante pueda tener una experiencia sensible, comprensiva y humana”, afirma.
Para finalizar, Octavio asegura que, con la apertura de este centro, Areguá suma un nuevo faro cultural que dialoga con su tradición artística y artesanal. Señala que Areté no es solo un espacio expositivo es una promesa de futuro donde arte, educación y comunidad se entrelazan “para mantener vivo el legado de una de las artistas más singulares del país y para cultivar nuevas formas de creación colectiva”.