Rosalía Ciciolli
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La reconocida empresa gastronómica God’s Pan celebró recientemente 28 años de éxitos en el mercado local. Esta firma alcanzó popularidad gracias a sus exquisitos panes y productos de confitería, de la mano de su impulsora y propietaria, Mónica Nestosa, una repostera que se inició enseñando a elaborar y decorar tortas, en un pequeño local ubicado sobre la avenida Santísima Trinidad, frente a la iglesia. Al poco tiempo de iniciarse en el mundo de la docencia, se mudó junto a su esposo a una casa ubicada a una cuadra de su primer local, en donde instaló la escuela de repostería que lleva su nombre y en donde se inició la historia de God’s Pan. Mediante el trabajo y la capacitación constante, la empresaria y su esposo consiguieron que su marca ganara prestigio y el apoyo de los clientes. God’s Pan creció tanto en estos 28 años, que ya cuenta 15 sucursales en diferentes puntos de la ciudad y pronto instalará dos más en el centro de Asunción.
–¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la repostería? Ud. se inició como docente en el rubro pastelero, enseñando a elaborar tortas ¿nos puede relatar sobre cómo fueron esos inicios en el mundo confitero?
–Empecé en el barrio Trinidad, justamente a una cuadra de donde estamos localizados actualmente. Empecé enseñando decoración de tortas para lo cual primeramente me había capacitado, hice cursos en el exterior, en ciudades como Londres (Inglaterra), Buenos Aires (Argentina), São Paulo (Brasil) y Chicago (Estados Unidos). Me perfeccioné, hice un máster en tortas en Chicago y ahí empecé a enseñar repostería. Tenía una escuela llamada “Mónica Nestosa”. Empezamos con 8 alumnas y con los años alcanzamos a tener entre 100 a 120 alumnas.
–¿Cómo montó su primer local de God’s Pan, qué fue lo que la impulsó; recurrió a alguna ayuda financiera externa como créditos para impulsar su negocio o lo hizo a pulmón?
–El primer local de God’s Pan empezó sobre la avenida Santísima Trinidad, a una cuadra de donde estamos ahora. El lugar era muy chiquitito, en una de las piezas de una casa que alquilamos con Luis Insaurrlade, mi esposo, con quien empezamos God’s Pan. Yo enseñaba en una de las piezas de la casa, que había transformado en una pequeña escuela, y en la parte del living pusimos unas canastitas de mimbre en donde exhibíamos los panes y tortas que hacíamos para la venta. Después comenzamos con la repostería, la panadería y así fuimos construyendo esto de a poco. Posteriormente, instalamos una rotisería, en donde empezamos a vender sándwiches y tartas. Y bueno, crecía la escuela y también crecía la panadería. Después, nos mudamos a una cuadra, a un local más grande.
–¿Qué tipo de productos ofrecía en su primer local?
–Desde siempre, nuestro primer producto fueron los panes y nuestro primer producto dulce fue la pastafrola. Desde nuestros inicios fue –y hasta ahora sigue siendo– “la estrella” de God’s Pan.
–¿Cómo fue ideando cuál sería la temática de su negocio, la esencia y que fue lo que le impulsó a decidir los tipos de productos que ofrecería su local?
–God’s Pan es una empresa cristiana. Lleva el nombre de Dios, tenemos creencias y valores cristianos: Integridad, excelencia, trabajo en equipo, innovación y responsabilidad social. A medida que venían los clientes y pedían panes y sándwiches, nosotros producíamos. Después empezamos a hacer pastas, con el servicio de buffet y así, ocho años después de abrir nuestro local central, inauguramos el local de Villa Morra 1. Y 8 años más tarde (16 años desde el primer local) fundamos la sucursal de Carmelitas. Y así, cada tanto, fuimos abriendo más locales, hasta llegar a las 15 sucursales que tenemos actualmente.
–¿Se imaginó que lograría construir un emporio así, con tantos locales, dentro de todo, en tan pocos años?
–No, la verdad no nos imaginábamos que God’s Pan iba a crecer tanto, pero siempre fuimos muy creyentes en que Dios nos iba a abrir puertas, nos iba a ayudar y a guiar. También nos capacitamos, estudiamos mucho, asistimos cursos en la escuela de Negocios de Asunción, también a la Escuela de Negocios del IAE, en Buenos Aires. Nos capacitamos para poder manejar la empresa de la mejor forma posible.
–¿Qué implica para Ud. ser una mujer empresaria en Paraguay, le costó llegar al sitial en el que está ahora; fue fácil o fue un camino difícil, complicado e intrincado?
–La verdad es que me tuve que capacitar muchísimo, hasta ahora sigo estudiando. Formo parte de la Asociación Paraguaya para la Calidad, que nos está apoyando porque queremos que God’s Pan certifique para la ISO – 9001.
–¿A las mujeres les es más difícil alcanzar el éxito empresarial en comparación a los hombres empresarios, cómo vivió Ud. ese proceso de pasar de ser una emprendedora a una empresaria consumada, con una empresa grande y reconocida?
–Como mencioné fue y es un camino de constante capacitación. Fue un proceso de crecimiento en conjunto que permitió que hoy en día podamos ver sus frutos, con tantas sucursales abiertas. Además, quiero comentarles que próximamente abriremos dos nuevas sucursales, en el centro de Asunción, que tendrán atención las 24 horas. Llegaríamos a fin de este año con 17 locales habilitados.
–¿Qué tipo de apoyo le parece que les falta a los emprendedores que se inician con un negocio pequeño y que luchan y sueñan con llegar a crecer tanto como Ud. lo hizo, con una marca reconocida en el país?
–Para los pequeños emprendedores creo que hace falta mucho asesoramiento y también pequeños créditos que sean flexibles, para que les ayude a poder comprar sus primeros insumos y herramientas, como lo hicimos nosotros, que empezamos desde abajo, comprando nuestros hornos, bandejas y demás instrumentos de repostería.