El Banco Mundial realizó la presentación de la revisión económica “Emprendimiento transformador para el empleo y el crecimiento”, donde dio a conocer su perspectiva de crecimiento para Paraguay, el cual se reajustó al alza a 4,2%; en junio pasado, había ubicado su previsión de expansión en el 3,7%.
Asimismo, su previsión para el 2026 es que la economía paraguaya crezca un 3,6% de su PIB. Paraguay se ubica como el segundo país con mayor crecimiento económico de América del Sur, detrás de Argentina.
La presentación estuvo a cargo de William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe.
Respecto a Paraguay, Maloney señaló que el país es una de las economías que mejor han funcionado en la región, con una perspectiva del 3,7% para el 2026. Destacó que los sectores que más pueden crecer son los de conectividad, industria y agroganadería, teniendo en cuenta la proximidad con Brasil.
No obstante, agregó que para superar los niveles de informalidad y fortalecer la economía, se necesita invertir en la educación pública. “A largo plazo, mirando a 20 o 30 años, se necesita mayor inversión”, sostuvo.
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En cuanto a la situación regional, el organismo señala que América Latina y el Caribe (ALC) continúa sus esfuerzos para reactivar el crecimiento y crear más y mejores empleos, pero el progreso sigue siendo limitado.
En ese sentido, se espera que la tasa de crecimiento regional aumente ligeramente, del 2,2% en 2024 al 2,3% en 2025, pero con varias economías individuales enfrentando revisiones a la baja en sus proyecciones.
“Esto refleja, en parte, un entorno externo que ofrece un apoyo limitado, caracterizado por un enfriamiento de la economía mundial, la caída de los precios de las materias primas y una mayor incertidumbre. Las autoridades monetarias de la región continúan manejando la inflación de manera competente, pero la ´última milla’ está demostrando ser más larga y difícil de lo esperado”, señala el reporte.
El Banco Mundial menciona que la desaceleración en la caída de las tasas de interés en las economías avanzadas ha condicionado la reducción de las tasas de interés en la región, postergando el alivio financiero necesario para los hogares, los bancos y las cuentas fiscales de los gobiernos.
La inversión, tanto pública como privada, sigue deprimida, y el impulso para el “nearshoring” —la práctica de trasladar operaciones extraterritoriales a países cercanos o amigables— se ha estancado por el aumento de la incertidumbre mundial y la falta de preparación de un entorno propicio para atraerlo y recibirlo.
La persistente falta de espacio fiscal pone en evidencia la importancia de mejorar la eficiencia del gasto público y de replantearse las formas en que los gobiernos recaudan ingresos para financiar inversiones de desarrollo.
América Latina y el Caribe puede romper con su ciclo de bajo crecimiento impulsando el emprendimiento para crear empleos, estimular la productividad y acelerar la innovación, afirma el nuevo reporte.
El entorno externo sigue siendo complejo, con una caída de la demanda mundial y de los precios de las materias primas que, se proyecta, disminuirán alrededor del 10% en 2025 y otro 5% en 2026, lo que perjudicará a sectores clave. La incertidumbre en torno a la política comercial también amenaza el acceso a los mercados y la deslocalización de firmas (nearshoring).
En el ámbito interno, la inflación persiste y la deuda pública se mantiene elevada, con una relación deuda/PIB que ascendió al 63,8% en 2024, frente al 59,9% en 2019.