Mientras la mayoría colorado-cartista de Diputados se apresta a aprobar la intervención de la Municipalidad de Ciudad del Este, la administración de Óscar Nenecho Rodríguez en el Municipio de Asunción atraviesa su momento más crítico. El problema más reciente es la incapacidad de pagar los salarios a los funcionarios; además, se adeudan pagos a los jubilados, y como telón de fondo persiste una ciudad en completa ruina y abandono. El descalabro tan significativo como inaceptable es que la capital del país se encuentre en esta situación.
La situación financiera en la que se encuentra la Municipalidad de Asunción resulta francamente desconcertante. La crisis es notoria y ahora incluso la Junta Municipal –que nunca le negaba préstamos al intendente– ya está siendo consciente de la gravedad de la situación. ¿Cómo es posible que se haya llegado al borde de una quiebra? ¿Cómo se pudo permitir que la capital del país esté en números rojos?
Primero comenzaron las dificultades para el pago de las jubilaciones, y ahora las dificultades para pagar a los trabajadores del área administrativa. Como consecuencia, los funcionarios se manifestaron frente al despacho del intendente, y dejaron claro en un mensaje: “Si nos dejan sin salario, Asunción se queda sin servicio”. Según indican, es la primera vez en décadas que esto sucede.
La protesta prácticamente obligó a Nelson Mora, jefe de Gabinete de la Municipalidad de Asunción, a reconocer la gravedad de la situación: “Vamos a hablar con las fuerzas vivas, los sindicatos, con las cabezas, para explicar la situación. Una situación que más o menos se sabe, se conoce: El pedido de intervención, lo que hizo fue generar una tremenda disminución y eso hace que por primera vez en la historia –ni en pandemia sucedió esto–, que no se puedan pagar los salarios”, argumentó.
Mientras autoridades y altos funcionarios de la Comuna se aferran a las excusas para justificar la falta de pago de salarios debemos recordar que la misma Municipalidad de Asunción había comunicado a la Bolsa de Valores de Asunción, y a la Superintendencia de Valores del Banco Central del Paraguay que se atrasaría en el pago correspondiente a los intereses de sus bonos municipales, con vencimiento previsto para el 27 de mayo.
El descalabro financiero de la Municipalidad es considerable, como señalaba recientemente el concejal Félix Ayala, las recaudaciones no alcanzan para pagar los gastos rígidos de la Comuna, ni tampoco para cubrir las deudas. Indicó que la Municipalidad de Asunción recauda USD 150 millones, de los cuales se destinan USD 90 millones solo en concepto de salarios, y a esto se suman más USD 30 millones por el pago de los bonos, y USD 20 millones por otros gastos.
Ahora hablan de ajuste de cinturón e incluso de jubilar a mil de los 9.500 funcionarios de la Comuna. Sin duda, deben resolver el grave problema financiero. Pero lo que no podrán es eludir la responsabilidad del Ejecutivo y Legislativo municipal, pues si bien es cierto que es notoria la pésima gestión de Óscar Nenecho Rodríguez, la Junta Municipal ha permitido que la situación adquiriera estas dimensiones de orillar la quiebra técnica.
Según la diputada Johanna Ortega, la Comuna está “en saldo rojo, rojísimo”, y agrega que el desorden financiero tiene raíz en una mala administración, en la que los recursos municipales estarían siendo utilizados para sostener estructuras políticas. “Hoy prácticamente todas las estructuras de las seccionales de Asunción están financiadas por el Municipio. Eso genera una fuga de recursos terrible” (ÚH Mayo 29, 2025).
Pese a la propaganda oficial, nuestra capital, en pleno siglo XXI, prácticamente carece de desagüe pluvial y prueba de ello es la paralización de actividades por un fuerte temporal. Asunción, con la administración de Nenecho se llenó de estaciones de servicio y como resulta evidente, está dejando morir el centro histórico, donde apenas quedan apenas vestigios de nuestro patrimonio.
La crisis financiera causa estragos, y limita la calidad de vida de los vecinos por las deficitarias obras. Asunción, la capital del país, se merece contar con autoridades y funcionarios que trabajen para restituirle su brillo, y devolver también al vecino, una ciudad limpia, ordenada y amigable.