22 dic. 2025

Gasto público no acompaña las necesidades de productividad

En el actual contexto económico, caracterizado por un crecimiento alto y un posicionamiento favorable en el mapa global de inversiones, surgen voces críticas que interpelan al Gobierno sobre la sostenibilidad y eficiencia del gasto público. A través de los mensajes de cierre de año, los gremios empresariales alertaron sobre un tema que desde hace años se expone desde otros sectores: El crecimiento por sí solo no garantiza un desarrollo inclusivo ni competitivo, sino se abordan problemas estructurales que afectan a la calidad del gasto público.

El déficit de la Caja Fiscal representa uno de los núcleos de las críticas empresariales al modelo de gasto público, ya que drena recursos para salud, educación, seguridad e inversión pública, desviando fondos que son imprescindibles para el desarrollo hacia compromisos previsionales insostenibles.

Esta situación genera una rigidez presupuestaria que limita severamente la capacidad del Estado para realizar inversiones estratégicas en infraestructura, capital humano e innovación, áreas fundamentales para mejorar la competitividad del país. La reforma integral de la Caja Fiscal para garantizar la sostenibilidad a largo plazo debe ser considerada como imperativo, solo para liberar recursos para un mayor y mejor gasto público. Hay que trabajar políticas que no solo contribuyan a aumentar la productividad, sino también a mejorar la equidad en el uso de los recursos públicos. La crítica empresarial señala que el sector productivo generó nuevos puestos de trabajo; sin embargo el sector público ha sido incapaz de acompañar este resultado con servicios de calidad. La ineficiencia en el manejo de los recursos públicos también se traduce en demoras en pagos a proveedores del Estado originando un problema sistémico, ya que la falta de previsibilidad fiscal que paraliza proyectos, afecta el empleo y deteriora la reputación nacional.

En salud, el sector criticó las demoras, falta de insumos y sistemas obsoletos en el Instituto de Previsión Social (IPS), que también impactan a la productividad y generan costos para empresas y trabajadores.

La informalidad, el contrabando y las prácticas ilegales exigen mayores medidas para proteger a los sectores que se apegan a las normas, pero que sufren la ausencia del Estado.

Las críticas del sector empresarial paraguayo a la política fiscal y al gasto público revelan las contradicciones del modelo de crecimiento económico. Por un lado, existen indicadores macroeconómicos positivos, pero por otro persisten debilidades estructurales que amenazan la sostenibilidad de estos logros: Un Estado con limitada capacidad de ejecución, sistemas previsionales insostenibles, y una burocracia que desalienta la formalización y la inversión.

La respuesta a estos desafíos requiere reformas estructurales con liderazgo político y visión de largo plazo. Esto implica mejorar la eficiencia del sector público, revisar los mecanismos de asignación presupuestaria para priorizar la inversión pública productiva y fortalecer las medidas que contribuyan al bien común con políticas que gocen de legitimidad y eficacia. Solo mediante esta transformación, Paraguay podrá traducir su crecimiento económico actual en un desarrollo integral que beneficie a todos los sectores de la sociedad, superando la paradoja de crecer sin desarrollar plenamente su potencial.

Los reclamos del sector empresarial son antiguos desafíos planteados desde hace más de dos décadas cuando el país empezó a crecer gracias al “boom de los commodities”. Son cuellos de botella que, a pesar del alto crecimiento económico, se han traducido en una lenta reducción de la pobreza y vulnerable al aumento, en la persistencia de altos niveles de informalidad laboral y bajos niveles de productividad, una excesiva dependencia de factores exógenos, como el clima y los mercados internacionales, entre otros indicadores que muestran las debilidades del modelo.

El diálogo social entre las partes que constituyen la matriz económica del país es una necesidad cada vez mas urgente para garantizar las reformas que traduzcan los buenos resultados macroeconómicos en aumentos de la productividad y de buenos resultados a nivel microeconómico.

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