En muchos comercios la venta de los artículos navideños ya comenzó en el mes de setiembre. A pesar de que mucha gente se siente molesta por tal “invasión” tres meses antes de las fiestas de fin de año a celebrar, existen otras personas que se sienten a gusto con tal ambiente.
“Desde los primeros días de setiembre se empiezan a vender los productos. En menos de dos meses del inicio de las ventas de los artículos navideños en los supermercados un 30% de la clientela habitual ya se acercó a comprar algún elemento”, comentó Sonia Arguello, encargada de la sección No Tradicional del Súper 6.
Según la encargada, muchas personas prefieren hoy en día comprar los arbolitos que ya se ponen en venta “completamente armados” con luces de colores incorporadas. Existen dos tamaños y por ende dos precios diferentes; el pequeño tiene un costo de G. 369.000 y el grande G. 460.000, “solo se necesita enchufar para que la casa esté decorada”, sostuvo.
“La gente está apostando más por estos arbolitos que vienen con las luces incorporadas. También ya se está comprando mucho son las decoraciones para la mesa navideña o los moños que se colocan por la puerta de la casa”, dijo.
Armar un árbol navideño grande cuesta alrededor de 1.500.000, de acuerdo a los globos de colores que se les ponga, los moños, las cintas, flores y lucecitas.
“LA TRADICIÓN CONTINÚA”
María Teresa Achucarro es una de las que prefiere comprar dos meses antes los artículos navideños, debido a que no quiere dejar todo “para última hora”.
La mujer comienza a armar su arbolito en noviembre y decora su casa creando el ambiente navideño antes de la fecha, mientras que el pesebre lo instala en el mes de diciembre, manteniendo la tradición de hacerlo en familia, acompañada de sus nietos y sus hijos.
“Es una tradición familiar para armar con mi familia mi arbolito. Me gustan los globos y las guirnaldas”, afirmó a nuestra redacción en una manea charla.
Ella prefiere colocar su árbol en la entrada de su casa para que quien ingrese a su domicilio se llene de la magia navideña.
“FIEBRE NAVIDEÑA” AUSENTE EN EL MERCADO 4
A diferencia de varios supermercados, el Mercado 4 aún no muestra ambiente festivo alguno y la “fiebre navideña” se oculta a diferencia de años anteriores.
Sin flor de coco ni pesebres de barro, la populosa plaza de productos varios muestra su rostro sin mucha fe en que este año las ventas se incrementen tras la mala racha del 2015, según los propios vendedores.
Julio Jara, un antiguo vendedor de productos elaborados a base del barro, expuso en su puesto ubicado sobre Pettirossi uno de los pesebres que le sobró del año pasado. Quitarle el polvo todos los días es lo único que le resta desde hace un mes, ya que “nadie muestra interés y ni siquiera se acercan a preguntar el precio”, relató.
La conversación con Julio inició con un ofrecimiento: “Querés comprar este pesebre de 18 piezas, por G. 500.000 nomás estoy ofreciendo”, dijo. El producto en cuestión es una mercadería que le sobró el año pasado.
Confesó que ahora, al igual que él, otros vendedores están “rematando” los pesebres mientras que desde noviembre, mes en donde las ventas de este producto inician oficialmente, los precios se incrementan y lo que hoy venden por G. 500.000 desde el próximo mes costará G. 800.000, adelantó.
“Cada año sube porque tenemos que recuperar nuestro dinero invertido. El año pasado perdimos mucho dinero, las ventas mermaron, ya no hay mucho interés de la gente y la tradición se va perdiendo”, comentó el comerciante.
El hombre detalló que en noviembre inicia la fiebre de la Navidad en el Mercado 4. Antes, vender algún producto relacionado a ella significaría perdidas.
“Muy poca venta el año pasado, en promedio ganamos al menos G. 50 millones en las ventas cuando nos vamos de acá, pero el año pasado abandonamos nuestro puesto con una ganancia de a apenas G. 15 millones”, remarcó.
YA NO HAY TRADICIÓN
A diferencia de María Teresa, para don Julio la tradición se fue perdiendo con los años. Comentó que años atrás la idea del pesebre era iniciar con uno pequeño y cada año comprar uno más grande hasta llegar al séptimo año de la instalación del pesebre.
“Durante siete años íbamos armando el pesebre, cada año teníamos uno más grande, hasta que en el séptimo año le entregábamos al niño Jesús a un ser querido como muestra de afecto y luego iniciábamos el mismo proceso. Eso ya se perdió”, relató.
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