Junto con otros 10 fotógrafos, José se dedica a plasmar con su cámara las imágenes de los peregrinos en su visita a la virgen. A pesar del boom de las cámaras digitales y de los teléfonos inteligentes, el manifiesta que las personas aún mantienen la tradición de sacarse una foto instantánea con uno de ellos.
Por el precio de quince mil guaraníes, y en menos de veinte segundos gracias a la impresora “súper rápida”, uno de los devotos puede obtener un recuerdo de su estadía.
José y sus demás colegas trabajan todos los días del año, una vez terminada la misa central, empiezan su labor diaria de sacar fotos, y llegada las cinco y media de la tarde ya se retiran a descansar, ese el convenio que tienen con las autoridades de la municipalidad.
Manifiesta que para él y todos los caacupeños, todos los días son importantes, porque los paraguayos vienen hasta Caacupé, de todas partes del país y del mundo, a visitar a su madre espiritual.