La Asociación Nacional Republicana (ANR) vuelve a cumplir este jueves otro aniversario más en medio de divisiones, acusaciones y la eterna rivalidad entre disidentes y oficialistas antes del ya conocido “abrazo republicano” luego de las internas.
Esta vez no fue la excepción, y los disidentes adelantaron los festejos durante un mitín político realizado en la ciudad de Paraguarí, lanzando duros cuestionamentos hacia el actual Gobierno y la dirección partidaria.
Durante su discurso, el expresidente de la República y líder del Movimiento Colorado Añetete, Mario Abdo Benítez, remarcó que el Partido Colorado no puede perder su espíritu histórico.
“La ANR no nació para ser herramienta de un grupo de poder, nació para servir al Paraguay entero. Hoy más que nunca debemos defender la bandera histórica, recuperar nuestros valores y garantizar que el partido sea instrumento de justicia social y unidad nacional”, afirmó.
Sostuvo que cuando los colorados están divididos, pierde la República. “Debemos reencontrarnos con nuestras raíces y con la mística de Caballero. La unidad colorada es indispensable para el progreso de la nación”, mencionó.
Por su parte, Arnoldo Wiens recordó que el Partido Colorado “nació de las cenizas de una patria herida, con Bernardino Caballero al frente, para levantar al Paraguay y devolverle dignidad.
“El Partido no puede ser trinchera de negocios personales: debe volver a ser la casa del trabajador, de la mujer luchadora, del joven que sueña, del agricultor que hace patria en la tierra”, aseveró.
Advirtió que el gobierno actual “es la síntesis de todos los valores anti colorados: excluyentes, autoritarios y corruptos”, y llamó a construir un modelo de política basado en el servicio.
“La política no es negocio, sino servicio. El poder tiene sentido solo si mejora la vida de la gente, si abre oportunidades, si construye futuro para todos”, exaltó.
Señaló que la disidencia no debe ser vista como guerra, sino como el derecho a ser adversarios sin ser enemigos, y lamentó que algunos excompañeros hayan abandonado los ideales para someterse al brillo efímero del poder, cambiando de discurso sin que cambie la realidad que antes criticaban.
 
    
     
    
     
 
 
 
 
 
 
 
