12 oct. 2025

Mapas de pobreza para avanzar en inversión social y económica

El Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer nuevos datos utilizando como insumo principal el Censo 2022. El estudio ofrece mediciones de pobreza monetaria y de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) para los 263 distritos del país y los 67 barrios poblados de Asunción, información fundamental para que las autoridades locales orienten políticas sociales y económicas de lucha contra la pobreza multidimensional en sus territorios. Los municipios tienen competencias y recursos; con esta información no hay excusas para la inacción.

A nivel nacional, la pobreza monetaria afecta al 20,1%, y el 28,3% de los hogares tienen al menos una Necesidad Básica Insatisfecha (NBI), determinada por problemas en la calidad de la vivienda, el acceso a infraestructura sanitaria o a capacidad de subsistencia; es decir, alrededor de un cuarto de los hogares y sus integrantes enfrentan carencias esenciales para la calidad de vida.

Estas no son cifras para dejar de lado en la política pública, ya que además afectan desproporcionadamente a las mujeres, niños, niñas y adolescentes, con una sobrerrepresentación en los estratos de menores ingresos y mayores carencias.

Pero tampoco hay que olvidar a quienes sin estar por debajo de estos umbrales tienen alto riesgo de caer ante un evento climático, un problema de salud, el endeudamiento insostenible en el hogar, entre otros factores.

Más allá de las cifras promedio, el segundo hallazgo de los datos presentados es la importante desigualdad territorial. Este tema no es desconocido, pero contar con cifras es una información que obliga a tomar decisiones de política para enfrentar un problema invisibilizado en la agenda pública.

A nivel departamental, Alto Paraguay presenta la mayor incidencia de pobreza monetaria (38,7%), seguido por Caazapá (34,7%), San Pedro (34,2%) y Concepción (31,1%). En el extremo opuesto se encuentran Asunción (7,3%) y Central (14,7%).

En Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), Boquerón (83,8%), Presidente Hayes (58,2%) y Amambay (37,7%) presentan los mayores porcentajes de hogares con al menos una NBI, mientras que Asunción (17,4%), Central (21,1%) y Misiones (26,1%) se ubican entre los territorios con menor proporción en el indicador señalado.

Estas desigualdades se amplifican cuando se analiza a nivel distrital. En Paso Barreto (Concepción), la pobreza monetaria alcanza al 53,3% de su población, mientras que en Fernando de la Mora llega al 3,7%. Con respecto a NBI, los distritos en peor situación con más del 90% de los hogares con al menos una NBI son Teniente Irala y Campo Aceval (Presidente Hayes) y Loma Plata (Boquerón), mientras que distritos como Asunción, San Juan Bautista o Villa Elisa tienen menos del 20% de los hogares en dicha situación. Estas brechas ilustran la desigualdad estructural y la necesidad de análisis desagregadas para orientar el diseño e implementación de políticas sociales y económica más eficaces.

Los datos de pobreza monetaria y NBI se complementan para dar un panorama general de los desafíos que enfrenta Paraguay para garantizar condiciones mínimas de vida y para el trabajo remunerado. En conjunto, ambos indicadores permiten identificar territorios donde la pobreza responde más a limitaciones de ingreso y otros donde se origina en déficits estructurales.

Los hallazgos muestran la necesidad de programas de reducción de la pobreza adaptados a las realidades locales del país. Las variaciones en los niveles de pobreza tanto dentro y entre departamentos y distritos enfatizan la importancia de la focalización subnacional en la oferta de servicios públicos.

Los mapas de pobreza constituyen herramientas fundamentales para orientar inversiones públicas sociales y económicas, y avanzar hacia políticas de desarrollo territorial más efectivas y que contribuyan a reducir las múltiples formas de desigualdad en el país, incluyendo las territoriales.

Las autoridades deben utilizar estas herramientas para direccionar sus acciones y, de cara a las próximas elecciones municipales, el debate y las promesas electorales deberían sustentarse en la evidencia empírica que ofrece el INE.

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