El presidente de Cañas Paraguayas SA (Capasa), Manuel Chávez, presentó su renuncia al cargo luego de seis meses en funciones. Argumentó que la grave situación económica de la empresa y la ausencia de respaldo estatal motivaron su decisión. En declaraciones al diario Última Hora, Chávez detalló los desafíos que enfrentó, incluyendo una deuda heredada de G. 21.000 millones y serias dificultades de producción debido a la escasez de insumos.
Chávez asumió la presidencia el 20 de junio de 2025 y, junto a su equipo económico, realizó un análisis exhaustivo de la compañía. “Encontramos una empresa totalmente en condiciones económicas cero”, explicó, refiriéndose al estado de deterioro heredado de la administración anterior. A pesar de los esfuerzos por obtener una inyección de fondos del Gobierno, no se recibió ninguna respuesta en los últimos seis meses.
La deuda acumulada ha impedido cubrir gastos prioritarios, como salarios, seguros médicos y pagos a proveedores. “Tenemos muchísima deuda en Capasa, de la administración anterior: G. 21.000 millones de cuentas han dejado”, afirmó Chávez. La falta de insumos básicos –como caña, botellas, tapas, etiquetas, goteros y cajas– ha paralizado la producción, lo que deja la empresa estancada.
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Chávez contrastó la situación actual con su experiencia previa en el 2018, cuando dirigió la compañía en un periodo de mayor estabilidad: “Nadamos en una abundancia en el 2018, pero hoy no están dadas las condiciones para poder seguir dirigiendo la empresa”. Añadió que recurrió a todas las instancias posibles, pero las puertas con proveedores están cerradas y el Gobierno no ha proporcionado ayuda.
La crisis se ha agudizado en los últimos meses, con salarios atrasados desde mediados de setiembre, octubre y noviembre, además de demandas de proveedores y problemas con el seguro médico de los empleados. “Estamos en una situación caótica”, manifestó, destacando la inminente presión por pagos de diciembre y aguinaldos.
La renuncia fue presentada el miércoles anterior –hace ocho días–, y ahora está a disposición del Poder Ejecutivo, la Presidencia de la República y la Procuraduría General. Chávez enfatizó su decisión de no prolongar falsas expectativas: “Tomé la decisión de no ser mentiroso con nadie. Tengo una conducta intachable dentro de la Administración Pública. Tengo vergüenza de mentirles a mis compañeros que ‘mañana...’ y nunca llega mañana”.
A pesar de la dimisión, Chávez mantiene la esperanza de que una intervención económica estatal pueda salvar Capasa, que considera la única vía viable para reflotar la empresa. Hasta el momento, no se ha anunciado una decisión oficial sobre la aceptación de la renuncia.
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