15 jun. 2024

Manejo de información insulta a familias de víctimas del EPP

Después del bochornoso suceso de haber llevado el féretro del líder del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Osvaldo Villalba, a la cárcel del Buen Pastor, las autoridades nacionales cometieron otro desacierto y esta vez resultó un verdadero escándalo. Queda demostrada la mala gestión en general, y en particular la gestión de comunicación entre las oficinas de las autoridades penitenciarias y el Ministerio de Justicia. Los funcionarios demostraron una absoluta falta de empatía y de respeto al dolor de las familias de las víctimas del EPP.

Una sensible información se hizo pública y llegó hasta las familias de las víctimas del EPP con una absoluta falta de sutileza y cuidado. La conferencia de prensa ofrecida por la ex coordinadora de Establecimientos Penitenciarios de Mujeres, Ana Dina Coronel, para inicialmente tomar distancia de la responsabilidad por el ingreso del féretro del líder del Ejército del Pueblo Paraguayo, Osvaldo Villalba, a la cárcel del Buen Pastor, devino en una situación absolutamente tan insólita como reprochable.

La funcionaria en primer lugar derivó la responsabilidad del ingreso del féretro al Buen Pastor al ex ministro de Justicia Édgar Taboada, pero a continuación dejó caer una información que sin dudas iba a producir un verdadero tsunami. Reveló una serie de mensajes en los que informaba a otro ex ministro de Justicia, Édgar Olmedo, sobre la supuesta ubicación del cuerpo de Óscar Denis, secuestrado por el grupo criminal armado desde hace más de dos años, el cual estaría enterrado en la comunidad indígena Mbokaja’i, en Pedro Juan Caballero, en el límite con Capitán Bado, en Amambay, asimismo informó que otro de los secuestrados, Félix Urbieta, se habría lanzado a un río cuando lo estaban cruzando para escapar o suicidarse. Según la funcionaria, ella comunicó la información recibida a su vez por una mujer privada de libertad, al ex ministro y al director de Establecimientos Penitenciarios, Artemio Vera. Aparentemente nadie hizo nada al respecto.

El aludido ex ministro de Justicia alegó a su vez que la ex coordinadora de Establecimientos de Mujeres no había certificado la fuente humana que dio la información respecto a la supuesta ubicación del cuerpo del ex vicepresidente de la República Óscar Denis. Finalmente, pontificó sobre la irresponsabilidad que habría supuesto socializar una información de esta naturaleza, sin tener la certificación de las fuentes y que los familiares de las personas secuestradas recibieran estas noticias.

Óscar Denis fue secuestrado el 9 de setiembre de 2020, y desde entonces su familia no ha recibido información. Frente a los hechos recientes, la indignación de su familia está plenamente justificada.

Beatriz Denis, hija del ex vicepresidente repudió en una conferencia de prensa cuestionando el mal manejo de informaciones referentes a su padre y los demás secuestrados por grupos armados. “No es un momento agradable el que estamos viviendo. Nos duele ver cómo el nombre de papá está siendo manoseado”, apuntó.

No caben dudas de lo doloroso que les resultará oír estas informaciones a las familias de los secuestrados; para la madre del suboficial Edelio Morínigo, quien ya lleva ochos años secuestrado como también para la familia de Félix Urbieta, secuestrado desde hace seis años.

El hecho original, el que fue presentado como una gran victoria, la muerte del líder del Ejército del Pueblo Paraguayo, Osvaldo Villalba, quedó sepultado debajo de una terrible gestión de varias instituciones. Presentaron con aire triunfal haber abatido a uno de los lideres del EPP por parte de la Fuerza de Tarea Conjunta, unos operativos que le cuestan al pueblo paraguayo USD 14 millones al año, y que desde su creación hace unos nueve años no ha logrado desarticular al grupo criminal armado.

Los funcionarios del Gobierno le han fallado seriamente a este país. En primer lugar, ha habido un abandono por parte de las instituciones del Estado a las familias de las víctimas del EPP, y luego una deficiente comunicación que derivó en una absoluta falta de respeto a personas que aguardan desde hace años, con angustia y preocupación noticias de sus seres queridos secuestrados.

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