25 abr. 2024

Los pacientes de Clínicas son las víctimas de los corruptos

La corrupción en la Facultad de Medicina y en el Hospital de Clínicas ha perjudicado a los pacientes de lo que se conoce como Hospital de los Pobres, porque allí acuden los más carenciados del país a buscar remedio a sus problemas de salud. Haber despilfarrado el dinero público en jugosos sueldos concedidos a amigos, dejar que los equipos –para realizar costosos y sofisticados estudios para diagnóstico– se inutilizaran, construir un suntuoso lugar de descanso para médicos y otras irregularidades atribuidas a su administración anterior son suficientes motivos para que la Fiscalía investigue a fondo el destino que tuvieron los recursos puestos a su disposición para beneficiar a los desamparados.

Desde sus orígenes, a fines del siglo XIX, el Hospital de la Caridad fue un refugio para campesinos y gente pobre de los barrios periféricos de pueblos y ciudades. En su antiguo emplazamiento, sobre la calle Dr. Montero, pasó a llamarse Hospital de Clínicas, quedando como escuela de la Facultad de Ciencias Médicas.

Con el correr del tiempo, con las abnegadas hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, los heroicos médicos a los que interesaba más la salud de sus pacientes antes que el dinero, los estudiantes y la eficiencia del personal paramédico, se lo conoció finalmente como el Hospital de los Pobres.

Contando con un presupuesto ínfimo que no alcanzaba a cubrir las necesidades de los pacientes que llegaban a él –muchos de ellos al borde de la muerte, buscando un milagro–, su equipo humano superaba las dificultades y salvaba vidas humanas.

Hace algunos años, Clínicas se trasladó a un espacio del campus de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Entre la antigua suma de salas y cátedras dispersas y el nuevo local, diseñado para atender a enfermos, hay una distancia abismal.

Lo que se esperaba es que esa mejoría edilicia se tradujera también en una calidad de atención que beneficiara a los de escasos recursos que siguen llegando desde todos los puntos del país. Tal cosa, sin embargo, no ocurrió. Los hechos que van apareciendo a la luz en los últimos meses evidencian que lo que brillaba por fuera no lucía lo mismo adentro.

De la administración de la Facultad de Medicina y del Hospital se apoderó un grupo humano sectario que privilegiaba a sus amigos leales y arrinconaba –o excluía– a quienes mantuvieron el espíritu crítico señalando debilidades con el propósito de que fueran superadas.

Desafortunadamente para enfermos, médicos y paramédicos, los directivos de Medicina y del Hospital de Clínicas no estuvieron a la altura de lo que la tradición de responsabilidad de la institución reclamaba. Sobre ellos y otros médicos hay fundadas sospechas de corrupción.

Con médicos amigos de elevados salarios y escasas responsabilidades, equipos nuevos echados a perder por desidia, 100 acondicionadores de aire perdidos en un depósito, con escasez de medicamentos e insumos hospitalarios, un suntuoso dormitorio de lujo para médicos en medio del dolor de los pacientes y otros hechos parecidos es posible constatar que las víctimas de la poco transparente gestión fueron los enfermos.

Nadie tiene derecho a jugar con la salud de las personas. Menos aún con la de los pobres. Por eso, es necesario que directivos y funcionarios de la Facultad de Medicina y de Clínicas inmersos en la corrupción sean castigados.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.