La senadora Celeste Amarilla comparó las fiestas que mantenía la realeza en privado y las que se hacían durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), cuando nadie sabía cómo eran porque no se exhibían, en comparación con lo que ocurre actualmente con la llegada de la tecnología donde “estúpidamente nos mostramos”, lanzó.
“Los que están en el poder, más vale que se mantengan en la sombra porque al pueblo no le gusta que los que le mandan, que los que le gobiernan, ostenten su riqueza, su clase, sea esta de donde provenga. Sea de abolengos, sea de apellidos o sea de fronterizos que se hicieron de plata, por cualquier medio”, expresó para luego referirse a la fiesta realizada por los Zacarías Irún por la celebración de 15 años de la hija del presidente de Itaipú, Justo Zacarías Irún, y la diputada Rocío Abed (ANR-HC).
Precisó que los Zacarías ya han mostrado fiestas fastuosas, ostentosamente innecesarias, incluso “poco elegantes”, para su gusto. “A veces tratan de salir de lo común, pero entran en lo ridículo y lo que logran no es la admiración de la gente, sino que la gente reclame el origen de su dinero”, expresó.
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Se preguntó: "¿No les conviene más mantenerse en la sombra y disfrutar de sus fiestas sin que esto se publique?”.
“Entonces lo que uno debe hacer es retraerse, retraerse hasta que la tormenta pase, porque Itaipú no deja de ser una tormenta y no es para siempre”, indicó.
Agregó que el cargo del director depende de la lapicera de quien tiene el real poder. “No hay que volverse locos con los sueldos de Itaipú, porque todo pasa en la vida”, señaló.
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Significó que la historia es circular, y así como uno a veces está arriba y luego está abajo. “No siempre se trata de dinero. La elegancia no se compra con dinero, el reconocimiento social no se compra con dinero, el calor popular no se compra con dinero”, manifestó.
“Al pueblo le molestó la fiesta y la señora Rocío le molesta a la gente porque permanentemente agrede con una clase social alta, disfrazada, porque no deja de ser una lumpemburguesa”, cerró.
“Cumpleaños de caté"
Por su parte, el senador Silvio Beto Ovelar defendió la celebración realizada por la pareja colorada, donde él también estuvo. Refirió que se trató de un “cumpleaños de caté”, refiriéndose a la categoría de la clase alta.
“El cumpleaños fue muy lindo. Pero no de la manera en que se exteriorizó. Estamos hablando de un funcionario que tiene buena remuneración, que tiene una esposa que también es diputada de la Nación y de su única hija”, refirió para defender el fastuoso cumpleaños.
No obstante, indicó que se habla de ostentación y dijo que las críticas sobre eso aceptaría que hagan Yolanda Paredes o Esperanza Martínez.
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“Pero justamente la compañera Celeste que hace ostentación, de su Gucci, de su Chanel, de su Louis Vuitton. Si miran, su vestimenta puede valer fácilmente un auto”, manifestó.
Luego señaló que se habla de “vyrorei”, que en el español significa tontería, e ironizó el precio de los vinos que sirvieron en la fiesta, que rondaban por los G. 1.300.000 cada uno, señalando que le da igual tomar “vino Uvita”.