La pandemia trajo tristeza, preocupación y estrés a miles de paraguayos. Cada uno lidió como pudo ante la posibilidad de que un familiar muera, quedarse sin empleo o enfermarse uno mismo.
Esas preocupaciones también mantenían despierto en las noches a don Roberto Ceferino Franco en marzo del año pasado, cuando se decretó la cuarentena total: ¿De qué vive el encargado de un estacionamiento en el centro de Asunción cuando no hay autos en las calles?
Don Roberto recuerda aquellos días en los que un decreto presidencial llevó al país entero a confinamiento y él vio la ciudad completamente vacía, sin el bullicio de los autos y sin conductores que buscaran dónde dejar sus vehículos.
“Llegaba acá y no había nada, escuchaba la radio y eran solo malas noticias. Yo no tenía miedo de la enfermedad, pero sí de perder mi trabajo, de no tener qué comer, ni cómo pagar el alquiler, eso me hizo mal”, explica.
Una mañana estaba sentado esperando clientes y mirando inquieto el estacionamiento vacío. El dueño del predio y jefe de don Roberto lo encontró así y le aconsejó que busque una actividad para distraerse y no tomar tan a pecho todo lo que estaba sucediendo.
“Mi jefe, que también es sicólogo, me trajo unas plantitas y me dijo: ‘No quiero que este sea un trabajo de una hora sino de 10 años’”, relata.
“Me trajo planteritas y abono, así empezó todo”, dice a más de un año de dar vida a un vivero. Aquellos simples insumos dieron pie a una actividad que lo ayudó a atravesar la incertidumbre que se cernía sobre él desde el inicio de la pandemia.
Con 56 años, don Roberto estaba preocupado por pagar el alquiler de la casa en Lambaré donde vive con su esposa y cinco sobrinos, además de proveer un plato de comida a todos.
Su jefe, Hugo González, le dio aliento y su compromiso de que no iba a perder el trabajo y que no le iba a faltar alimento a su familia. Esto significó un empujón para salir del momento difícil que estaba pasando anímicamente.
Un don para cultivar plantas
Cuando aquella primera cuarentena estricta se levantó, don Roberto ya había agarrado cierto cariño a las plantas. Primero eran solo 10 pequeñas plantas, que empezó a trasplantar y ubicar desde la entrada del estacionamiento hasta el fondo del predio.
Hoy, entre el humo de los vehículos y el cemento que cubre el paisaje céntrico en Asunción, en este estacionamiento florecen santarritas, suculentas y tunas. “No me di cuenta en qué momento llegaron a ser tantas”, reflexiona don Roberto entre risas ocultas por su tapabocas.
Los clientes que diariamente ingresan al estacionamiento son los que más notan el color verde que se va apoderando de a poco del predio y hacen comentarios sobre cómo la jardinería terapéutica de don Roberto dio un toque de vitalidad al lugar, a las viejas estructuras que las rodean.
“Todos me dicen que no es fácil que prendan, o que florecen una vez al año, aquí florecen cada mes”, destaca el trabajador, orgulloso.
Al bello jardín se sumó una huerta de lechugas hidropónicas que ahora don Roberto vende, al igual que las plantitas. La idea fue de su patrón, quien mandó instalar la estructura para su cultivo, además de proveerle de las semillas.
A pesar de que, en principio, no sabía nada de las plantas ni de las lechugas hidropónicas, hoy por hoy forman parte de sus ingresos y siguen siendo una forma de ocupar su mente y alejarse del estrés y la ansiedad que los picos de contagios y muertes diarias de Covid-19 trajeron a millones de paraguayos como él.
Cuidar la salud mental en estos tiempos
Don Roberto tuvo la ayuda de su jefe para encontrar una manera de lidiar con el estrés pandémico. Hallar la actividad adecuada puede ser fundamental para tener un equilibrio en la salud mental.
Al respecto, el sicólogo Daniel Carrillo señala que existen muchas actividades que pueden ayudar a procesar mejor las emociones del cerebro.
Carrillo menciona que estos “reseteadores” pueden ser los ejercicios físicos, por todas las hormonas y el bienestar que trae al cuerpo.
También se encuentran los ejercicios contemplativos como la meditación, oración, yoga, técnicas de relajación, realizar hobbies y la lectura.
“Desconectarse de la tele, del celular, no solo por las malas noticias, también es porque estar frente a la pantalla estimula al sistema nervioso y eso nos tiene más tensos y en alerta”, explicó.
Agrega que también estimula el bienestar socializar (teniendo en cuenta las medidas sanitarias), comer rico y buscar pequeños placeres en la cotidianeidad.
“En la pandemia todos estamos perdiendo algo”
El profesional en salud mental comenta que la pandemia del Covid-19 ha provocado todo tipo de pérdidas desde la vida misma, la salud, el trabajo, la economía y hasta la oportunidad de socializar, por lo que resaltó la importancia de poder hablar de ello.
“En la pandemia todos estamos en una situación de pérdida, todos estamos perdiendo algo, familia, salud, trabajo, vida social. Lo que pasa nos está afectando a todos y algunos no están pudiendo sacar eso”, sostiene.
En ese sentido, comparte que un gran problema en el consultorio es que “al paraguayo le cuesta verbalizar y, específicamente, al hombre paraguayo le cuesta exteriorizar sus sentimientos”.
Dijo que los jóvenes y las mujeres están más entrenados, pero que en muchos casos se acumulan esos sentimientos y algún suceso los detona.
El sicólogo afirma que vivimos muy alejados unos de otros. A pesar de poder estar casados o estar conviviendo, las personas viven ensimismadas o aisladas por las tecnologías que nos quitan la capacidad de conectarnos a través de la palabra.
“Lo que deberíamos hacer y que no hacemos es tan fácil como preguntar: ¿Qué tal te sentís?, ¿Cómo te está afectando este cambio? Es sentarnos a preocuparnos por la otra persona, sobre todo si está a nuestro cargo como lo son niños, adolescentes y adultos mayores”, aconseja.
Carrillo sostiene que esas preguntas dan entrada a poder entender la situación de las otras personas.
Finalmente, también explica que conductas nuevas que no son habituales en una persona -como no tener ganas de hacer nada, insomnio, estado irritable, no socializar o un sentimiento de vacío o tristeza- son un llamado de atención y se debería buscar atención de un profesional de la salud.
Muy pocos pensarían que las plantas son una alternativa para superar esas crisis. Sin embargo, los especialistas avalan sobre los beneficios terapéuticos que puede tener conectarse con la naturaleza y don Roberto es un ejemplo de cómo las plantas sirvieron para cultivar y cuidar su salud mental.