Las muñecas multicolores, algunas de casi 15 pies (4,5 m), elaboradas por el artista Ricardo Soltero adornan tanto el muelle de Santa Mónica como el Paseo Peatonal (Promenade) de la Calle Tercera, dos prominentes atracciones turísticas del sur de California.
La exposición, organizada por la asociación del Centro de Santa Mónica (DTSM) y la Corporación del Muelle de la ciudad, forma parte del esfuerzo local denominado El Arte de la Recuperación y se ubica en un total de 13 puntos del muelle y del paseo.
Lea más: Artista mexicana se reinventa pintando calzados para el Día de Muertos
“Las artes tienen el poder de transformar nuestras ciudades y comunidades durante estos tiempos inciertos”, comentó Shannon Daut, gerente de Asuntos Culturales de Santa Mónica, al referirse a la exposición de obras de Soltero.
Nacido en Nayarit (México), Soltero, quien también es director artístico de la celebración más grande del país del Día los Muertos en el cementerio Hollywood Forever, hace gala de un gran colorido para elaborar las gigantescas muñecas que representan un folclor ancestral de burla y convivencia con la muerte.
Utilizando papel maché, fibra de vidrio, madera y materiales reciclados el artista plasma en cada pieza la herencia cultural y pictórica de Las Catrinas arraigadas profundamente en el folclor y las tradiciones mexicanas.
El origen de las catrinas se atribuye al caricaturista mexicano José Guadalupe Posada, cuyos dibujos fueron luego inmortalizados en algunos de los murales de Diego Rivera.
Entérese más: El Día de Muertos y las 6 películas para “revivir” esa tradición mexicana
Las catrinas surgen a finales del siglo XIX como una burla social a las garbanceras, mujeres indígenas que trataban de ocultar su origen maquillándose como las jóvenes francesas de la época.
Uno de los primeros dibujos conocidos de una Catrina (o Calaca Garbancera) lo elaboró Posada en 1910 para ilustrar una página de coplas burlonas titulada Remate de calaveras alegres.
El volante satirizaba a las jóvenes muy maquilladas recordándoles que terminarían siendo “deformes calaveras”, según destaca el sitio virtual de arte folclórico mexicano Copal.