04 sept. 2025

La narcocultura en nuestro país es incipiente, pero va creciendo, advierten

El experto en seguridad José Amarilla indica que la influencia de la narcocultura en la psicología social es más alta en cuanto más desigual es una sociedad porque presenta un atractivo al poder y el dinero.

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Devoción. El fenómeno ingresó mediante audiovisuales y canciones, además de simbolismos, como tatuajes y otros, en referencia idólatra a capos narcos, la atracción a su poderío y dinero.

La narcocultura se sustenta en la vida ostentosa de narcotraficantes vueltas en historias de tramas de películas y series como las narcoficciones, narcocorridos mexicanos (subgénero musical) o cumbias argentinas que hablan de las “hazañas” de capos narcos o carteles, además de simbolismos como tatuajes impregnados en la piel referentes a clanes como Clan Rotela o el PCC en nuestro país.
Al respecto, José María Amarilla, especialista en seguridad e inteligencia, explica que la narcocultura es un fenómeno complejo que combina economía ilegal, economía legal, relaciones sociales, lenguaje y psicología colectiva, y que sus manifestaciones abarcan tanto en lo material como lo simbólico. Este fenómeno no es aún tan extendido en Paraguay todavía, pero su incidencia es creciente, advierte el experto.

Sobre el punto, menciona que en cuanto a consumo masivo, hay pocos productos culturales todavía (canciones, audiovisuales, etc). Existen fenómenos incipientes puntualmente en las fronteras y en las zonas conflictivas, como en las periferias de Asunción (Bañados), y en las prisiones. “Esto se ve muy claramente en la ritualística del Clan Rotela y del PCC”, afirma Amarilla.

“En lo material, podemos ver en la vida cotidiana mansiones sacadas de Hollywod que aparecen en entornos campestres o en barrios pobres. También emprendimientos inmobiliarios de ultra lujo que no condicen con el tamaño de mercados de consumo inextensos”, indica.

También se refirió a que se replica lo mismo con los vehículos de altísima gama que son completamente inapropiados para nuestras calles y rutas, y que sin embargo, aparentemente tienen mercado.

El experto señaló que sobre todo en la frontera seca con el Brasil es muy común encontrarse con escenas de exhibición de poder armado en vehículos de presencia imponente.

En cuanto a los narcocorridos (músicas) que se produjeron en México y se extienden en países de Centroamérica, se canta a las hazañas de los capos y hasta hay producciones audiovisuales que hacen “loas a sus logros”.

Modelo. La narrativa en general resalta el ascenso del capo narco “desde abajo”, alaba la violencia, normaliza la disputa territorial, y presenta al criminal como un “antihéroe” aspiracional, inspirador y en gran medida pasa a ser el modelo de éxito, para una población joven de escasos recursos o excluida.

Al respecto, Amarilla señala que “la influencia de la narcocultura en la psicología social, es más alta cuanto más desigual hay en una sociedad, porque toca temas de gran sensibilidad como el atractivo del poder y el dinero, la superación de la pobreza, el ascenso social, la rebeldía contra el ‘establishment’ y la autoridad, y el sentido de por fin pertenecer a una población pudiente, casi todopoderosa...”

“Es decir, se invierte la escala de valores de una forma que además es percibida como permanente, porque ‘dinero es lo que hay’ (como decía un personaje en la serie El Patrón del Mal) y con dinero, se compra jueces, policías y votos”, apuntó el especialista.

Similitud. Amarilla clarifica que la narcocultura representa hoy lo que era en la década de 1960 y 70, la rebelión contra las dictaduras, sólo que con un contenido no del derecho de rebelarse contra la tiranía, sino del derecho de fundar una tiranía propia sobre la base de la violencia y el dinero ilícito. Además plantea que las narcoseries invierten el atractivo de las series policiales tradicionales, que promueven valores “proorden” (proteger y servir) y en su lugar, consagran un “glamour” de la transgresión, que aunque no es explícito, en el fondo es imponerse a todos para servirse a sí mismo.

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