13 oct. 2025

Inflación acumulada supera el 40% en 10 años, ante suba de alimentos

El aumento sostenido principalmente en el precio de los alimentos sigue presionando la inflación en Paraguay. Entre 2015 y 2024, los datos estadísticos revelan un acumulado mayor al 40%.

banco central del paraguay bcp

Fachada del Banco Central del Paraguay (BCP).

De acuerdo con los informes del Banco Central del Paraguay (BCP), entre 2015 y 2024, la inflación acumuló un 42,1%, con años de fuerte presión sobre los precios, especialmente tras la pandemia. El costo de los alimentos, el encarecimiento del petróleo, por ende de los combustibles, además de las demandas estacionales fueron los principales motores del alza.
Si bien el país mantuvo un índice de precios al consumidor (IPC) promedio relativamente bajo frente a otros de la región, el poder adquisitivo se vio impactado especialmente en ciertos rubros sensibles, como la carne, el transporte y varios servicios, los cuales golpean fuertemente el bolsillo de las familias.

El periodo 2015 y 2019 fue relativamente estable, con una inflación anual que osciló entre el 2,8% y el 4,5%, cuyos principales factores que impulsaron los precios fueron las alzas en los alimentos, especialmente de la carne vacuna, ave, cerdo y panificados, además de subas en bienes durables importados, en parte vinculadas a la variación del tipo de cambio.
Solo en el 2015, la inflación fue del 3,1%, y se explicó principalmente por el aumento de precios en la carne vacuna debido a factores climáticos que afectaron el traslado del ganado y una alta demanda estacional.

Evolución de la inflación en Paraguay_Mesa de trabajo 1.png

Esta situación se repitió en los años siguientes, como en el 2016, cuando la carne vacuna volvió a ser protagonista, pero se sumaron las subas de panificados y combustibles, lo que llevó la inflación al 3,9%. Para 2017, la cifra escaló al 4,5%, la más alta de ese periodo, también impulsada por alimentos y naftas.

Mientras tanto, entre 2018 y 2019, la inflación bajó a 3,2% y 2,8%, respectivamente, por efecto de la mayor oferta de alimentos, como carne y productos lácteos, además de una estabilidad del tipo de cambio que redujo el precio de importados como vehículos y electrodomésticos.

El año 2020, por su parte, marcó un quiebre, en medio de la pandemia del Covid-19, con lo que la inflación cayó a 2,2%, con una economía semiparalizada, baja demanda y algunas caídas de precios en rubros como bebidas alcohólicas, bienes duraderos y tabaco. A pesar de esto, los alimentos, en especial la carne bovina, mantuvieron la presión sobre el índice.

FUERTE REPUNTE. Desde el 2021, el escenario cambió drásticamente, ya que el IPC se disparó a 6,8% y pasó a 8,1% en el 2022, el mayor registro de la década. En este caso, lo que ocurrió fue que Paraguay sufrió los efectos combinados de varios choques externos, como la crisis logística internacional, la suba del petróleo, la guerra en Ucrania, además de una de las peores sequías en años que encareció el precio de los alimentos y redujo la producción nacional.

A esto se sumaron aumentos en productos farmacéuticos, electrodomésticos, pasajes aéreos, servicios de salud, alojamientos y comidas fuera del hogar. En plena recuperación económica, la demanda repuntó y la oferta seguía limitada, generando un desequilibrio de precios.

En 2023 comenzó una tendencia a la baja, con una inflación del 3,7%, en parte gracias a la caída de los combustibles y la normalización de las cadenas logísticas. Sin embargo, la carne y los productos panificados volvieron a presionar al alza en el mes de diciembre, como ocurre tradicionalmente.

El año 2024 cerró con una inflación del 3,8%, dentro del rango meta del BCP. En este periodo, las subas de precios se dieron especialmente en alimentos, servicios turísticos, recreativos y salud, mientras que los combustibles aportaron una leve compensación al bajar. La inflación núcleo, que excluye precios volátiles, se ubicó en 3,4%, lo que indica una moderación general del ritmo inflacionario.

Propuesta. Los motores de la inflación paraguaya en toda esta década fueron los alimentos, particularmente la carne vacuna y sus sustitutos; tendencia que se sigue manteniendo en este 2025, cuando la inflación acumulada a mayo ya asciende al 3% y la interanual es de 3,6%. La proyección del BCP para cerrar este año es de 3,8%.

En medio de esta problemática por la fuerte suba de los alimentos, la senadora Esperanza Martínez presentó un proyecto de ley que busca modificar el método de cálculo del salario mínimo, con el objetivo de que refleje de manera más justa el verdadero aumento del costo de vida. Dijo que entre 2018 y 2023, el IPC general aumentó un 28%, mientras que el de alimentos subió un 47%. Solo en 2023, los precios de los alimentos se incrementaron un 7,5%, frente al 3,9% del índice general.

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