14 ene. 2025

Impúdico nepotismo es muestra de la degradación de la política

Aceptar un cargo público sin estar capacitado, cobrar un salario público sin trabajar, ser autoridad electa y operar exclusivamente para el beneficio de una persona o un grupo económico o político es una forma perversa de corrupción. Todo lo que se discute en estos días respecto a los hijos de legisladores beneficiados con millonarios salarios del Estado a los que acceden sin concurso implican mala utilización de los recursos del Estado, y para el pueblo paraguayo significa, concretamente, menos salud, menos educación, menos seguridad.

Recientemente, la diputada liberal Roya Torres pidió públicas disculpas por la situación de su hijo. La denominada situación se trata de que el joven de 19 años, Elías Godoy Torres, por una asignación laboral del Estado como asesor percibe G. 9.500.000. Tras el escándalo, fue a cumplir horario laboral en la oficina de su padre, intendente de Presidente Franco.

Quien no ha pedido disculpas es el vicepresidente de la República. Su hija, Montserrat Alliana, fue nombrada en el Congreso Nacional, donde percibe más de G. 18 millones, y aclara que no va a renunciar, pero que está dispuesta a someterse a una investigación si el Ministerio Público abre una causa en su contra; ella tiene 25 años y cumple funciones en una coordinación inventada en la Cámara Baja, según corroboró Última Hora. Gana G. 18.000.000.

Estos dos casos son los más recientes y mediatizados, pero hay más. La fiscala Belinda Bobadilla, de Delitos Económicos, solicitó informaciones referentes al desempeño de las funciones de parientes de legisladores que trabajan en el Congreso Nacional; solicitó detalles como el lugar donde prestan servicios, los cargos que ocupan y las funciones que les corresponden desempeñar, el horario que deben cumplir, etc.

Los documentos solicitados refieren a Silvana Jazmín Busto Adorno, hija del diputado José Mino Adorno (ANR); Silvia Noemí Vega, esposa del diputado Benjamín Cantero (ANR); Liz Liliana Aguilera Rotela, esposa del diputado Cleto Giménez (PLRA) y sus hijas Johana Denisse Giménez Rotela y Danna Maricela Giménez Rotela; Vidala Franco Medina, esposa del senador liberal y miembro del Consejo de la Magistratura Édgar López; Yanina Montserrath Maidana Figueredo, hija del senador Derlis Maidana (ANR), y Montserrat Alliana, hija del vicepresidente Pedro Alliana. En el pedido de informe se incluyen las investigaciones de las denuncias contra Elías Martín Godoy Torres, hijo de la diputada liberal Roya Torres, y Alejandro Ovelar, hijo del presidente del Congreso.

Una evidente señal de la degradación de nuestra política son precisamente las excusas de estos padres y madres, que son autoridades electas, al afirmar sin vergüenza alguna que no se trata de nepotismo, pues no han sido ellos los que contrataron a su prole. La respuesta en sí es arrogante e insolente, pues podemos suponer que la hija de un conductor de transporte público, o el hijo de un trabajador de la construcción, sin conexiones políticas, es poco probable que vean a sus hijos ocupar un cómodo escritorio en el Parlamento, habiendo terminado apenas el bachillerato, y sin concursar por el cargo.

Miles de jóvenes paraguayos son víctimas de un país desigual que no les ofrece oportunidades de desarrollar sus capacidades y talentos, y difícilmente pueden acceder a los tres salarios mínimos que recibe el hijo de la diputada liberal, o a los más de seis salarios mínimos que percibe la hija del vicepresidente de la República. Esa es la juventud paraguaya sin oportunidades ni esperanza; por eso, es inaceptable la arrogancia de los hijos de diputados, senadores y del vicepresidente, cuando los millones que reciben sin estar cualificados para los cargos a los que accedieron sin concursar, son dinero público, que proviene del Presupuesto de la Nación, de los impuestos que pagan todos los paraguayos.

Corrupción es hacer un mal uso del dinero público, o conceder puestos de trabajo o contratos públicos a amigos, familiares o correligionarios, pero la corrupción además de socavar los recursos públicos, como bien expone Transparencia Internacional, debilita la democracia, obstaculiza el desarrollo económico y exacerba aún más la desigualdad, la pobreza, la división social y la crisis ambiental.

Más contenido de esta sección
Un proyecto que buscaba modificar el Código Penal para evitar que los casos de corrupción prescriban en la Justicia fue rechazado por los diputados y enviado al archivo. Se buscaba endurecer las penas, ampliar el universo de tipos penales, extender plazos para la prescripción y endurecer criterios de medición de la pena para delitos de corrupción pública y privada, con énfasis en la corrupción cometida por funcionarios públicos. El rechazo de esta propuesta parece una verdadera declaración de intenciones.
Mientras el ex diputado colorado Juan Carlos Ozorio opera para obtener una medida sustitutiva a la prisión, la Cooperativa San Cristóbal, de la que fue presidente, siente las devastadoras consecuencias de haber sido una entidad a través de la cual, presuntamente, se puso en circulación el dinero proveniente del tráfico ilegal de drogas. Perdió la confianza y a miles de socios. Es un ejemplo de lo que les sucede a las instituciones cuando falta fiscalización. Si no mejoran los controles, este caso se volverá a repetir, con los mismos funestos resultados.
El hecho de que la mayoría oficialista del senado haya retrocedido en la barbaridad cometida cuando devolvió fueros a senadores previamente desaforados que están siendo investigados por la Fiscalía, puede verse como que enmendaron un error. Sin embargo, una acción que significó el atropello a la Constitución Nacional no debe quedar impune. Los 23 senadores que votaron por devolverle los fueros a Erico Galeano, Hernán Rivas y Rafael Filizzola, deben ser investigados, pues en un estado de derecho nadie está por encima de la ley.