20 sept. 2024

Gritos silenciosos

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Tetiana Lazunova/Getty Images/iStockphoto

La mayoría conoce el problema de los cortes y las autolesiones: usar objetos afilados como una hoja de afeitar, un cuchillo o unas tijeras para hacer marcas, cortes o rasguños en el cuerpo. Pero cortarse es solo una forma de autolesión. Las personas; niños, adolescentes y adultos pueden autolesionarse como una forma de gestionar una emoción y también pueden quemarse, rasguñarse o golpearse, golpearse la cabeza, tirarse del cabello, pellizcarse la piel, perforarse la piel con agujas u objetos punzantes; o insertarse objetos debajo de la piel. Muchas de las personas que se cortan o se autolesionan a menudo comienzan a hacerlo en la adolescencia. Algunos comienzan la práctica siendo aún niños, y podrían continuar haciéndolo hasta la edad adulta.[

¿Por qué se autolesionan? Puede resultar difícil entender por qué las personas se autolesionan a propósito. Sin embargo, es una forma en que algunos intentan lidiar con el dolor de las emociones fuertes, el estrés grave o los problemas relativos a la relación con otras personas. Es posible que tengan que afrontar sentimientos que les parezcan demasiado difíciles de sobrellevar o situaciones negativas que crean que es imposible cambiar. Algunos se autolesionan porque necesitan desesperadamente librarse de sentimientos negativos. Otros se autolesionan para expresar emociones fuertes, como la rabia, la pena, el rechazo, la desesperación, la intensa nostalgia o el vacío. Muchos, porque no conocen otra forma de liberarse del dolor.

Autolesionarse puede dar lugar a un hábito. Y se puede convertir en una conducta compulsiva, lo que significa que, cuanto más se autolesiona una persona, más necesidad siente de hacerlo. El cerebro empieza a asociar la falsa sensación de alivio de las emociones negativas al acto de autolesionarse, y ansía ese alivio la siguiente vez que se acrecienta la tensión. Cuando autolesionarse se convierte en una conducta compulsiva, puede parecer imposible ponerle fin. Por lo tanto, puede parecer casi como una adicción, donde el impulso de autolesionarse parece demasiado difícil de resistir. Una conducta que empieza como un intento de sentir que tienes más control puede acabar controlándote por completo.

Las emociones explotan y cuando lo hacen no podemos hablar de un solo detonante o causa; podría tratarse de personas con depresión, ansiedad, personas que son o hayan sido víctimas de violencia sexual, en algunos casos puede tratarse de una forma de encajar en un grupo y ser aceptado/a.

Debe llamar la atención el uso de pulseras o muñequeras, pañoletas, en las muñecas. Uso de mangas largas a pesar del calor. Aislamiento, no socializa y se oculta de todos. Es importante tener en cuenta que puede darse en cualquier parte del cuerpo.

¡Manejar las emociones, expresarlas y enseñar a los hijos a poder sentir realmente lo que en ese momento duele es sumamente importante! Como padres, educadores y profesionales debemos estar atentos ante los cambios, poder del mismo modo demostrar que está bien sentirse mal y poder afrontar lo que nos pasa, nos hace humanos, nos ayuda a encontrar el equilibrio.

Cuando la práctica se vuelve un hábito es crucial buscar ayuda de los especialistas que guíen, orienten y acompañen el proceso, todo en el marco de un tratamiento sicoterapéutico o interdisciplinario.

Magíster en Sicología Clínica y Especialista en

Sicología Jurídica y Forense CENPCI.org

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