Es sabido que, con frecuencia, la interrupción del servicio de la ANDE afecta también la provisión del agua potable. Esto es mucho más que un calvario para la población, representa un grave problema que afecta a niños, adultos mayores y personas enfermas, quienes son los más afectados por esta situación.
En un país que cuenta con hidroeléctricas, que es conocido mundialmente por generar energía limpia y abundante, es intolerable la inoperancia del Gobierno, y también de los anteriores, que en cada verano y con cada crisis energética despliegan las mismas excusas. Dicen como justificación que no se ha invertido en la ANDE y que por eso es difícil satisfacer satisfactoriamente la demanda. No caben dudas de que llevamos décadas de gobiernos incapaces de priorizar la calidad de vida de la población, y que en cambio se han dedicado a convertir las instituciones del Estado en una bolsa de trabajo para familias y correligionarios.
En cuanto al agua potable, este diario ha reflejado constantemente las necesidades de los sectores más carenciados de la población. Como es el caso de la historia de las más de 300 familias del Bañado Sur en la capital, que viven prácticamente sin agua. Los vecinos tienen la intención de tener acceso al servicio de manera formal, pues actualmente muchas familias incluso se ven obligadas a usar el agua de un arroyo, ubicado a metros de la Costanera Sur, de ahí sacan el agua, hierven, le agregan lavandina, y usan para lavar cubiertos y el baño, pero no sirve para beber.
Igual historia sucede a cientos de kilómetros del centro del poder y es el caso de la comunidad indígena Payseyamexyempa’a del pueblo Enxet, compuesta por las aldeas Colonia 96, Buena Vista y Ana Victoria, a la altura del kilómetro 352 del tramo que une Pozo Colorado-Concepción, quienes llevan reclamos por casi 30 años el acceso al agua potable. Esta es una historia que se repite dramáticamente en otras comunidades del Chaco paraguayo.
El Gobierno debe realizar mejores esfuerzos por hacer realidad el acceso a una mejor calidad de vida para todos los paraguayos y proveer servicios básicos de calidad a la población. Paraguay ya no puede seguir perdiendo tiempo, pues todavía cuenta con recursos valiosísimos, arroyos, ríos los que deben ser protegidos del avasallamiento de la contaminación. Pero hacen falta políticas públicas para gestionar estos recursos y garantizar el acceso al agua potable y a la energía.
Recordemos que en el año 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos con una nueva agenda de desarrollo sostenible. Entre ellos destacan dos objetivos: Agua limpia y energía.
Como se sostiene con este programa, el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene es un derecho humano; que al gestionar el agua de forma sostenible, se mejora la gestión de la producción de alimentos y se contribuye al trabajo digno y al crecimiento económico y los servicios energéticos son fundamentales para prevenir enfermedades y luchar contra pandemias.
El no avanzar con estos objetivos significa básicamente que millones de personas continúan sin acceso al agua potable y energía. Para el Paraguay, un país con tantos y abundantes recursos, es una derrota, que la sufre a diario su población.