La salud mental atraviesa un momento crítico en Concepción. El consumo de crac, conocido popularmente como chespi, se expande entre jóvenes, sin que exista un respaldo efectivo para su tratamiento en esta zona del país.
El proyecto Chau Chespi –que después pasó a llamarse Sumar–, impulsado por el presidente Santiago Peña, como parte de su política nacional contra este flagelo, es considerado un fracaso en el departamento, donde no hay programas de recuperación ni centros especializados.
En la Unidad de Salud Mental del Hospital Regional de Concepción están registradas más de 7.000 personas, pero solo se cuenta con dos médicos psiquiatras y no existen salas de internación. Esto obliga a que muchos pacientes esperen largos periodos para recibir atención o deban viajar a Asunción. “Para una consulta, el paciente debe esperar dos o tres meses”, aseguran.
A esta situación se suma la sobrecarga general del sistema sanitario: el Hospital Regional ya no abastece la demanda de pacientes que llegan desde otros departamentos, como San Pedro, Alto Paraguay y Presidente Hayes, lo cual contribuye en la escasez de medicamentos e insumos, que obligan a los familiares a costear gastos de cirugías y tratamientos.
No obstante, el Hospital Regional ha recibido importantes equipamientos en los últimos dos años, pero siguen siendo insuficientes. Hay expectativas sobre el anuncio del inicio este año de la construcción del Gran Hospital de Concepción. Sin embargo, especialistas advierten que sin una inversión específica en salud mental y adicciones, el problema continuará agravándose. JR