Pedro Gamarra Doldán
Investigador e_juridico_asunción@hotmail.com
Hablar de partidos políticos no es algo muy fácil. En 1887, surgen los dos clásicos y tradicionales grupos partidarios en nuestro país: El Centro Democrático (luego Partido Liberal), y el Partido Nacional Republicano (luego Asociación Nacional Republicana o simplemente Partido Colorado). Creados en ese orden temporal.
Luego vienen algunos movimientos o centros de pensamientos, inclusive un intento de crear un Partido Independiente 1901, cuando aparecen nombres más tarde clásicos en los partidos tradicionales ya citados: José P. Guggiari e Isidro Ramírez, entre otros muchos otros, que luego se integran a los partidos tradicionales.
En 1936, la rendición de febrero del 17 de febrero de ese año, crea el febrerismo o el franquismo, que está formado por segregados del Partido Liberal, neosocialistas, neonazistas, pero que en 18 meses de gobierno transformaran el país.
El liberalismo como concepto político o ideológico termina al caer el gobierno, y sufrir un revés en la revolución del 1947, cuando participaron también liberales y un partido político más presente de nombre que de grupo de personas, para finalmente en 1951, concretarse en el Partido Revolucionario Febrerista, integrado por excombatientes de la Guerra del Chaco (1932/35), y desde luego por muy destacados intelectuales y profesionales.
La historia del Partido Revolucionario Febrerista, desde ese momento es de un contenido que no ha sufrido grandes cambios, pero es, en su plataforma, casi innovadora el partido con mayor concepto del hecho social o socialista.
Entre 1959 y 1961, se concreta la aparición del Partido Demócrata Cristiano, formado por muy destacados intelectuales, muchos de ellos, formados culturalmente en la Academia Universitaria del Paraguay (1947/59) asociación sobre que ha dado conferencias por la alta versación y capacidad ética y moral, de sus miembros, amoldados a la esencia engendrada en el deseo nacional tras la Guerra del Chaco y la búsqueda persistente de la democracia y para más cristiana, concepto de fe, que consolida en esa simbiosis de este movimiento político, la forma instintiva de ser del paraguayo.
Sin embargo, este partido tuvo toda la oposición del gobierno para impedir su desarrollo y cuando obtuvo la autorización legal habían pasado casi 30 años, y el partido tenía una bella concepción de ideas, pero sus dirigentes ya habían perdido la vitalidad de la acción y de los años más jóvenes.
Pero no es menos cierto, que el paraguayo en materia política, se aferra a la tradición o a la conveniencia personal. Las ideologías no son en general un amarre de solidaridad con ideas o pensamientos.
LÍDERES CIVILES
También faltan los líderes civiles que sienten la forma de politizarse en un colectivo permanente. Las ideas son una filosofía casi inconcebible en nuestro país. El desconocimiento de ellas produce lo que es el resultado de los votos en las urnas en este periodo contemporáneo.
En realidad, casi nadie conoce las ideologías de su partido de preferencia, en un desconocimiento del pensamiento de sus centros partidarios, es más notorio en los partidos tradicionales, y propiamente no existen centros formativos que busquen subsanar esa diferencia entre los partidos Partido Liberal y Colorado.
Cuando hace poco tiempo Aníbal Saucedo Rodas, me hizo entrega de un contenedor de 10 hermosas, notables y bien escogidas sinopsis de pensamiento Republicano o Colorado y la transcripción de los pensamientos de sus principales representantes partidarios, me hizo sentir un renacer de una visión paritaria de gran valor.
Así aparecen primero el pensamiento del fallecido dirigente, ocurrió en plena apertura a la vida útil como Roberto L. Petit. Segundo:
La sinopsis de vida del artista pilarense Carlos Miguel Jiménez, tercero: La semblanza de Juan E O’Leary, aquel re constructor, a su manera, del culto a los héroes lopistas más que paraguayos. Cuarto: La base ideológica y programática del Partido Nacional Republicano que contiene la síntesis expresiva de dirigentes colorados. Quinto: El pensamiento ideológico de Natalicio González, cuya idea cultural es inevitablemente valiosa e irrenunciable en su posición dentro de la cultura paraguaya. Natalicio, a medida que pasa el tiempo, parece rejuvenecer; el sexto: Ignacio A. Pane, quien fallece antes de cumplir los : 40 años, y que se ocupó mucho antes que otros de dar vida derecho civil de la mujer, en nuestro medio; el séptimo:
La moral política de Juan León Mallorquín, figura digna tanto por su vida como por sus ideas; el octavo don Juan Ramón Chaves, maestro dirigente, visionario de los cambios, el noveno: Don Pedro Pablo Peña, cuyo pensamiento político, es poco conocido, y es salvado con este recuerdo y finalmente, la décima obra, la síntesis de la idea republicana, sus principales momentos y también analiza los pensamiento de un partido que permanece más de 7 décadas en el gobierno.
Con sencillez creo que debió escribirse sobre Osvaldo Chávez a quien el duro trabajo de opositor al largo duro orden que nos gobernó le resto del tiempo para hacer de maestro nacional como lo fue solo brevemente como el Director del Colegio Nacional y facultad de Filosofía. También incluiría a Miguel Ángel Pangrazio Ciancio, por su nobleza de vida y conocimiento en profundidad del ser nacional.