Lo primero que les explicaron es que fueron afectados por un recorte de personal. Sin embargo, llevaban tres meses sin percibir sus haberes y este fue el primer reclamo que realizaron, ya que –según dijeron– el pago de salario se realizaba con normalidad a todos los otros funcionarios.
“Hemos recibido instrucciones del ministro consejero Fritz Petersen, para irnos tranquilos a nuestras casas y esperar que llegue el dinero asignado a la misión, para el pago de los salarios”, expresa una carta que entregaron los afectados al diario Última Hora.
Gilberto Padrón, uno de los denunciantes, lamentó que en la institución diplomática existe una política de sometimiento hacia los trabajadores, que en la práctica se expresa a través de la intimidación, la amenaza y el acoso laboral.
Comentó que el despido injustificado se dio de manera hermética y que hasta la fecha, siete meses después del hecho, todavía no les pagan la indemnización ni les entregan un documento para informar por qué fueron despedidos.
“Las dos únicas reuniones que el jefe de misión realizó con el personal local fueron para amedrentar, amenazar y expresarse en forma agresiva, diciendo que quienes no estuviesen conformes pueden renunciar”, manifestó.
La denuncia se realizó primero en el Ministerio de Trabajo y también se informó a la Cancillería; Petersen se enteró y ordenó a los trabajadores que esperaran el pago en sus casas y les prohibió el ingreso a la sede diplomática, según la versión de Padrón.
En diciembre de ese mismo año, un abogado que se identificó como representante de la Embajada los citó en un café y les entregó el pago de salarios retrasados, además, les prometió gestionar el pago de las indemnizaciones.
“Desde hace siete meses hasta la fecha no recibimos ninguna notificación o comunicación formal de la institución en relación a nuestra situación laboral. Llama la atención el manejo informal que tuvo el embajador sobre este caso que nos afecta como trabajadores”, criticó el denunciante.
Refirió, en este sentido, que la falta de pago les mantiene en una situación de extrema vulnerabilidad económica y social, ya que solo uno de los despedidos logró conseguir trabajo nuevamente. Los trabajadores tenían entre 10 y 15 años de antigüedad en la sede diplomática.
Aclaró que no renunciaron, por lo que un abogado ya inició una demanda contra el embajador.
Última Hora intentó conversar con el embajador venezolano, Fritz Petersen, a través del contacto telefónico de la sede diplomática, sin tener respuesta por parte del diplomático.