“Lo que decimos siempre, se debe tomar en serio la salud de este país, no se puede seguir improvisando de la forma en que se improvisa”, expresó la doctora Rosanna González, durante un recorrido por las instalaciones del centro asistencial con legisladores.
Según la médica, el principal problema no es la obra en sí, sino la falta de prioridad que se le otorga. Dijo que la sala estaba funcionando, que necesitaba refacciones porque el techo ya tenía riesgo de derrumbe por las termitas, ‘‘pero no podés hacer una obra sin prever que esto tiene que ser lo más rápido posible”, explicó.
Detalló además que los trabajos se realizan de manera intermitente. “Esta obra vinimos a ver innumerables veces y a veces no había obreros, durante una semana no encontrábamos más que un solo trabajador”, dijo a NPY.
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El impacto de esta demora se siente directamente en la atención a las pacientes. Actualmente, las mujeres dan a luz en una pequeña sala improvisada, sin la privacidad ni las condiciones sanitarias adecuadas.
“Están pariendo en presencia de otras pacientes, en la escalera o en la vereda del hospital... Eso viola todos los protocolos de seguridad en la parte de infectología”, denunció González.
A esto se suma la reducción de camas disponibles en el hospital, lo que genera hacinamiento en los pasillos y pone en riesgo a los pacientes de otras áreas, como cirugía y clínica médica. “Nos prometieron habilitar este lugar en mayo, pero ya pasó y aún no culminan. Hoy, por suerte, hay más obreros, pero tendrían que apurar”, reclamó.
En estos días, el hospital fue noticia porque la ambulancia de soporte vital avanzado que había sido adquirida por el nosocomio, a través de la Itaipú Binacional, quedó parada luego de trasladar a un paciente.
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“La ambulancia tuvo un problema electrónico. En el tablero indicaba que estaba presentando una falla. Cuando el chofer probó varias veces para arrancar, ya no funcionaba. Por eso, se decidió dejarla ahí en Calle’i”, explicó el director de Barrio Obrero, doctor Adán Godoy.