La primera llegó el martes, cuando una diputada que responde a las decisiones que se toman en cierto quincho sobre la calle España del exclusivo barrio Manorá de la ciudad de Asunción, usó de ejemplos la asistencia a eventos de café o la visita de turistas a Ciudad del Este para sostener que el país ha mejorado económicamente.
En principio, habló del incremento de ventas en Ciudad del Este, que se da principalmente gracias a la visita de turistas argentinos que buscan mejores precios frente a la suba desenfrenada en su país gracias a la gestión de los amantes de la libertad.
Su otro argumento irrefutable para hablar del supuesto progreso del país fue: “Ni qué hablar del Asu Coffee Fest, un festival de café que juntó más de 3.000 personas por día. Gente probando café de especialidad, comiendo postres, escuchando flamenco y comprando vinilos. ¿Eso es lo que hace la gente en un país quebrado? ¿Salir a gastar en latte, vainilla y cheesecake?”.
El punto más álgido de la semana llegó cuando un representante del Senado, que también responde al mismo grupo político liderado por una persona de dudosa reputación, dijo que la población tiene acceso a cortes de carne accesible y puso como ejemplo el puchero y valoró que el precio oscila la suma de G. 10.000.
Lamento decepcionarlo, senador, pero el puchero de segunda más económico ya supera los G. 12.000, aunque comprendemos que para gente como usted, la diferencia es insignificante.
Con relación a los precios de carne de primera, cuyo precio algunos rondan la suma de G. 60.000, dejó entrever que no están destinados “al pueblo”. “Bueno, pero esa no es una carne (accesible)... ella se refería al pueblo”, manifestó. ¿Será que nos quiso decir que el pueblo no tiene derecho a acceder a alimentación de calidad?
Los “honorables” tuvieron la indecencia de banalizar la pobreza en Paraguay, donde según la Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) 2021 la inseguridad alimentaria afectó al 26,23% de la población.
Este dato –el último oficial disponible– equivale a 1 de cada 4 paraguayos que no sabe si comerá mañana.
La frase sobre el cheesecake, peligrosamente parecida a la endilgada a María Antonieta, inevitablemente nos invita a pensar en los principios de la Revolución francesa, los cuales nuestra misma Constitución Nacional promueve: libertad, igualdad y fraternidad.
Mientras el precio del puchero sube y la carne de primera es un privilegio de pocos, el presidente se pasea por el mundo promocionando la carne paraguaya for export.
El verdadero debate no es cheesecake versus pobreza, sino por qué un país que alimenta al mundo condena a su pueblo a elegir entre comer mal o no comer.
“Esperanza nahavêi ha consuelo ndaitujúi”, he’i ningo ñe'ê. Hoy, más que nunca, necesitamos volver a pensar en una alternativa política real, que devuelva al pueblo el Poder Legislativo, que venga acompañada de un análisis profundo sobre la realidad paraguaya y nos permita volver a soñar en un país con futuro.
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