23 sept. 2025

Escándalos parlamentarios debilitan nuestra democracia

La reciente pérdida de investidura de la ahora ya ex senadora Norma Aquino, y la suspensión por 60 días, sin goce de sueldo, del senador Javier Vera como consecuencia del escándalo de los injuriosos audios filtrados constituyen –triste y vegonzosamente– un hecho más que se suma a la extensa lista de situaciones bochornosas que tienen a nada más y nada menos que a nuestro Congreso Nacional como escenario. Estos hechos claramente son una afrenta a la ciudadanía honesta y trabajadora y, al mismo tiempo, rebajan la calidad de nuestra democracia.

Cada escándalo, tal como el más reciente, viene acompañado de anécdotas que quedan como una mofa o una broma y que al tener como protagonistas a legisladores y como escenario nada más y nada menos que a uno de los poderes del Estado paraguayo puede interpretarse, sin duda, como una grave derrota de la democracia. Tras una sesión extraordinaria de la Cámara de Senadores, que se extendió por más de cinco horas, finalmente se hizo efectiva la expulsión de la senadora Norma Aquino, también conocida como Yamy Nal. La legisladora que ingresó al Parlamento por la lista de Cruzada Nacional se pasó luego a la bancada colorada cartista y su salida se dio precisamente a instancias de sus propios correligionarios colorado cartistas. La sesión estuvo plagada de momentos bochornosos que probablemente con el tiempo se convertirán en anécdotas que no solamente ponen en ridículo a nuestro sistema democrático, sino también a la misma representación ciudadana.

En la sesión en la que la ahora ex senadora fue expulsada hubo acusaciones, amenazas y gritos desaforados; la votación tuvo un resultado de 40 votos a favor de la pérdida de investidura (unanimidad de los presentes), cumpliéndose de esta manera con el mínimo de votos de los reglamentos nuevo y viejo del Senado.

La ahora ex parlamentaria tuvo acusaciones y palabras para casi todos sus colegas; acusó al líder de bancada, Natalicio Chase, de haber difundido los audios con conocimiento del presidente del Congreso, Basilio Bachi Núñez, y del vicepresidente Pedro Alliana. No se salvaron senadores, como el colorado Silvio Ovelar, a quien tildó de trato apuá, ni sus propios ex colegas de Cruzada Nacional, legisladores del PLRA, y otros.

Cabe recordar que la causa de la pérdida de investidura fueron los audios que se dieron a conocer, y en los que se mencionaba una supuesta repartija de una donación del Gobierno de Taiwán. En esas grabaciones, Yamy Nal mencionaba a varios senadores de Honor Colorado. En los audios se la escucha hablar de la donación de USD 8 millones de Taiwán al Congreso que sería repartida entre el titular del Congreso, Basilio Bachi Núñez, Lizarella Valiente, Nano Galaverna y Silvio Beto Ovelar.

Su colega Javier Chaqueñito Vera, tránsfuga como ella misma, también figuraba en los audios, pero el mismo solo tendrá una suspensión sin goce de sueldo por 60 días, a pesar de los numerosos pedidos para que este tenga el mismo destino que Norma Aquino, y a pesar de que en la grabación mencionada fue el senador Vera quien había hablado del valor de USD 20 mil por su voto, y de otros tratos irregulares con la Itaipú Binacional.

Yamy Nal es la tercera legisladora que dejó su banca y es la segunda que fue separada del cargo a través de la figura de la pérdida de la investidura.

La primera que fue objeto de pérdida de investidura fue la senadora Kattya González, el año pasado, cuando fue acusada por el cartismo y sus aliados de “uso indebido de influencias debidamente comprobado”, causa que luego fue desestimada por la propia Fiscalía. Esta expulsión fue una clara advertencia del sector cartista del Partido Colorado a la oposición y deja un grave precedente jurídico en el Senado. Vale mencionar que estos mismos primero aprobaron un reglamento interno que exigía una mayoría de 30 votos para la destitución, pero luego, sin derogar dicha disposición aprobaron la salida de la legisladora con tan solo 23 votos.

En el Paraguay, se debe volver a revalorizar el valor de la actividad política, cuyo objetivo fundamental es lograr mejorar la vida de los ciudadanos cuando esto no es una realidad, como es nuestro caso, significa que tenemos una crisis de representación política.

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