El director del hospital de Barrio Obrero señaló que no se está contando toda la verdad acerca de lo sucedido y afirmó que las imágenes difundidas por el uniformado fueron editadas y no muestran la verdad completa, sosteniendo que los pacientes sí recibieron los primeros auxilios, pero que se negaron a esperar la llegada de los especialistas.
Poniendo a un lado una realidad, lamentablemente demasiado bien conocida por la población, que habla de la crisis permanente de nuestro sistema de salud público, se debe valorar que los hechos hayan podido quedar registrados por la cámara corporal que portaba el agente. Si bien el uso está planificado, según lo confirmó el ministro del Interior, se debe insistir en su importancia.
La utilización de las cámaras corporales no está reglamentada aún, pero su implementación es importante para hacer más transparente la labor de los agentes policiales. Precisamente, por esta razón las autoridades del Gobierno deben asegurar los recursos para la inversión en estos artefactos; de acuerdo con la información disponible, solo se aguarda el desembolso de la Itaipú Binacional, unos 92 millones de dólares. Estos recursos deben ser destinados para el equipamiento de la Policía Nacional, la implementación de las cámaras y otros equipos tecnológicos.
La posibilidad de grabar los procedimientos y operativos, sin duda, podrá significar además una garantía para la ciudadanía en cuanto a evitar errores o abusos por parte de la autoridad policial. Como bien lo había expresado el ministro Riera: “Está prevista la compra (de las cámaras) para el uso de los policías que están en la primera línea y del Grupo Lince para grabar sus actuaciones como garantía de los ciudadanos respecto a los derechos humanos”.
Según nuestra Constitución Nacional, la Policía Nacional es la institución encargada de la seguridad interna; tiene como misión, preservar el orden público, así como los derechos y la seguridad de las personas y entidades y de sus bienes. Debe ocuparse de la prevención de los delitos; ejecutar los mandatos de la autoridad competente y, bajo dirección judicial, investigar los delitos. Durante nuestra transición democrática hubo cambios, aunque no los suficientes para superar las prácticas comunes durante la larga dictadura de Stroessner, oscuro periodo en el que la policía actuaba arbitrariamente violando los derechos humanos. Los cambios no fueron; sin embargo bastante, ya que en las últimas décadas hemos padecido terribles casos de abusos y del denominado gatillo fácil.
Los casos de abuso nos hacen reflexionar sobre la calidad de la formación de los policías y también sobre las formas para el control que tienen las instituciones sobre las personas que deben velar por la seguridad de la población. Las cámaras corporales son necesarias y serían una garantía para la gente y también para los agentes de policía.