“Una gran enfermedad, (esto) del consumismo. No digo que todos seamos así. Pero el consumismo, gastar más de lo necesario, la falta de austeridad en la vida es el enemigo de la generosidad”, aseguró.
Francisco invitó en su homilía a “la generosidad”, a “preocuparse por hacer el bien ante las estadísticas de la pobreza en el mundo, a los niños que mueren de hambre, a los que no tienen qué comer, a los que no tienen medicinas, a tanta pobreza que se oye todos los días en las noticias y en los periódicos”.
Francisco dijo que, para ser más generoso con los pobres, con los necesitados..."hay que pensar en las pequeñas cosas”.
“Hagamos un viaje a nuestras habitaciones, por ejemplo, un viaje a nuestro armario. ¿Cuántos pares de zapatos tengo? Uno, dos, tres, cuatro, quince, veinte... cada uno lo puede decir. Un poco demasiado... ", subrayó.
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“Nosotros podemos hacer milagros con generosidad. La generosidad de las cosas pequeñas, pocas cosas. Tal vez no hacemos esto porque no nos viene a la mente”, señaló.
Lamentó que esto no se hace porque “hay otra enfermedad, que es la enfermedad contra la generosidad, hoy: la enfermedad del consumismo. Siempre comprar cosas, tener...”.
“Alguien puede etiquetar a Cristo como comunista”, indicó el pontífice, que aclaró que cuando el Señor decía estas cosas “sabía que detrás de las riquezas siempre estaba el mal espíritu” y que por eso dijo una vez: “No se puede servir a dos señores: servir a Dios y servir a las riquezas”.
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Instó a rezar al Señor “para que nos libere de ese mal tan peligroso que es el consumismo, que nos hace esclavos, una dependencia del gasto: una enfermedad psiquiátrica”.