15 dic. 2025

El crecimiento invisible (II)

En la semana pasada escribí en esta misma columna que, a pesar del crecimiento previsto del 5,3 por ciento del PIB en el 2025, el mismo no llega a la gente. También decía que para que eso ocurra yo tenía un plan, todavía inconcluso pero contundente, que está representado por un verdadero proyecto de desarrollo nacional, con rostro humano, en contraposición al archipiélago de proyectos de poder para el 2028, que ya pululan por doquier.

Es una adaptación para el Paraguay de mi tesis de maestría en el Brasil sobre los ejes regionales de integración y desarrollo para calcular, recaudar y distribuir el presupuesto de inversión física endógena sobre el territorio nacional, conforme a carencias georreferenciadas, para mitigar las brechas (missing links) en salud, educación, rutas, energía, habitación y agua y saneamiento. Es una réplica adaptada del Plan Avanza Brasil del presidente Fernando Henrique Cardoso, en quien me inspiré, y a quien incluso lo visité en São Paulo cuando estaba escribiendo la disertación. Consiste en un Plan de Alivio y Reducción de Pobreza conforme a criterios de brechas y no de intereses político-partidarios, para ver a la sociedad sobre la geografía, de manera a dirigir fuertes inversiones infraestructurales que respondan a criterios objetivos territoriales contundentes y rupturistas. Hoy en día, así como en el primer gobierno de HC en sus primeros años, se apagó la inversión en obras públicas, se repite la película.

Las preguntas que deben ser respondidas son las siguientes: ¿Por qué el crecimiento del PIB no tiene efecto derrame? ¿Por qué la pobreza paró su descenso desde el 2014 justo cuando fue el inicio del gobierno de Horacio Cartes? ¿Por qué los ingresos de los paraguayos pierden poder de compra? ¿Por qué el paraguayo gana poco? ¿Por qué la heladera está vacía? Ahora, en el segundo gobierno de Cartes, gerenciado por Peña, hay una pregunta adicional: ¿Por qué en el 2026 la inversión en infraestructura pública vuelve a desinflarse, a alrededor de, apenas, 550 a 600 millones de dólares conforme al presupuesto 2026 del Estado paraguayo?

Qué está pasando en este país donde la desinversión en agua y saneamiento, energía, carreteras, escuelas y hospitales, se agudiza; y donde, además de lo anterior, el pasivo del Estado por lo pendiente de los certificados de obras, y sobre todo por los intereses bancarios acumulados –por las facturas descontadas en el sistema financiero, conforme a los contratos–, en la deuda del MOPC con las empresas de construcciones, continúan elevadas, incluso, con la expresa intención del MEF de evitar estos pagos, con la excusa de haber sido acuerdos de gobiernos anteriores.

El “costo de no invertir” –como se titula un artículo en Última Hora del entonces director del Banco Mundial, Jordan Schwartz, quien visitó Paraguay en el 2021– significa para nuestro país que, por cada dólar que no se invierte en la educación de la primera infancia, se pierde de 6 a 12 dólares de rentabilidad social y privada. Trabajando en el apoyo a este profesional internacional, pude aprender que, según análisis del Banco Mundial, la falta de infraestructura en saneamiento (en Paraguay la cloaca llega solo a alrededor del 15 por ciento de los hogares) y de acceso a agua de calidad (más de 5 mil aguateras privadas sin control y Essap en situación de sobrevivencia) implican una pérdida anual equivalente a 10,6 años de vida, en promedio, para los habitantes del Paraguay. Algo brutal, tenemos gobiernos que matan a sus ciudadanos, les quitan años de vida a su población, y siendo esta parte del Estado, el paraguayo es un Estado que se suicida. Peña hizo un “mea culpa” por haber abandonado la salud al culminar el segundo año de su mandato, cuando su discurso al Congreso del 1 de julio del 2025, hasta ahí la confesión, después nada.

Si bien las calificadoras internacionales le han otorgado el grado de inversión al Paraguay, los organismos multilaterales y algunos estudios serios de instituciones confiables no se comen el amague. Me refiero a un estudio de Rodrigo Ibarrola sobre el mercado laboral y algunas causas raíz que rigen la informalidad, la falta de formación y los ingresos en el Paraguay, que aparece en la revista de Cadep, número 85 de febrero y marzo del 2025. También me referiré a un documento del FMI expuesto más abajo.

Veamos. El estudio de Cadep critica los bajos salarios del sector privado versus los altos salarios del sector público, no precisamente en salud y educación, sino que, una vergüenza, en los sectores administrativos de poco valor agregado. En el análisis del ingreso por categoría de ocupación principal, se nota que el empleado y obrero público gana 4,9 millones de guaraníes por mes en promedio, el empleado u obrero privado en promedio gana 3,1 millones de guaraníes mensuales y el cuentapropista gana apenas 2,08 millones de guaraníes mensuales. De lejos es mejor que te contrate el Estado. Los grados de informalidad versus formalidad son determinantes en la cantidad de dinero recibido como ingresos por los trabajadores paraguayos a saber: Vemos que al formalizarse el trabajador por cuenta propia es el que más sale ganando, ya que su ingreso salta 2,6 veces si se formaliza en comparación al informal. El que trabaja por cuenta propia pega el salto de 1,67 millones de guaraníes a 4,3 millones de guaraníes apenas se formaliza, probablemente habilita un RUC, y quizá accede a la inclusión financiera. El funcionario público, sea obrero o empleado, salta de 3,5 millones de guaraníes a 5,2 millones de guaraníes, y el privado sube de 2,7 millones de guaraníes a 3,7 millones de guaraníes.

Se observa también que, si además de lo anterior el trabajador accede a una educación con diploma universitario, ya formal, el mismo puede llegar a 8,9 millones de guaraníes, siendo del sector público. Puede ganar 6,088 millones de guaraníes siendo del privado, mientras que el emprendedor por cuenta propia alcanza 8,8 millones de guaraníes por mes. Nada mal.

Por último, si el trabajador se formalizó, tiene diploma de facultad de grado, más cinco años como mínimo de experiencia, los ingresos suman excelentes niveles a saber: 7,3 millones de guaraníes por mes si es del sector público; 7,3 millones de guaraníes siendo del sector privado y 9,2 millones de guaraníes como cuentapropista. En conclusión: Para obtener mejores ingresos y para que haya efecto derrame del crecimiento del PIB, el trabajador paraguayo debe formalizarse, educarse, ser sano, y tener la experiencia de más de 5 años, y si es emprendedor, debe sobrevivir a la letalidad o mortalidad inicial de todas las Pymes, los primeros cinco años de riesgo, para obtener ingresos consistentes, elevados y permanentes. Todas estas reflexiones son basadas en evidencias empíricas conforme a datos del INE de niveles de ingresos de su EPH.

Analizando la pérdida del poder de compra de los paraguayos, la inflación acumulada del 2015 al 2025 fue del 50 por ciento, mientras que el salario promedio mensual subió solo 40 por ciento. Los alimentos subieron 83% en 10 años y el ingreso real perdió -4 por ciento en su poder de compra.

He estado leyendo el Informe del FMI N° 25/161 de Julio del 2025 sobre el Paraguay referido a la QUINTA REVISIÓN EN EL MARCO DEL INSTRUMENTO DE COORDINACIÓN DE POLÍTICAS, etcétera. Es un informe preparado por un grupo de economistas del FMI que culminó en fecha 27 de junio del 2025. Si bien las perspectivas son favorables, el Paraguay sigue estando expuesto a riesgos globales elevados y es vulnerable a shocks meteorológicos adversos. Este informe dice que las autoridades han solicitado la modificación de una meta cuantitativa para junio del 2025, el reajuste de dos metas de reforma, la reprogramación de cuatro medidas metas de reformas, la prórroga de los acuerdos en el marco del ICP, instrumento de coordinación de políticas, y el SRS, Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad hasta febrero del 2026 y, sobre la base del cumplimiento de seis medidas, el desembolso del 72,5% de la cuota, es decir 146 DEG. Es fundamental, dice el FMI: Mantener la trayectoria de consolidación fiscal, para mitigar riesgos externos, incluidos los que surgen en las políticas comerciales internacionales y la incertidumbre. Según el FMI, urge fortalecer la administración tributaria y mejorar la calidad y la eficiencia del gasto. (Yo pregunto: ¿Y cómo se va a ganar elecciones entonces, sin los privilegios para la clientela política?). Es clave garantizar la sostenibilidad en el largo plazo del sistema público de jubilación y pensiones. La sangría de la Caja Fiscal, a ver quién se anima. Al FMI no le importa el clientelismo 2026 y 2028, pero supongo que al Gobierno sí. Luego, le dice a Peña que, si la inflación baja, las tasas del BCP deben ser menores.

Les recomienda mantener el impulso de medidas estructurales, disminuir la informalidad. No sé si se van a animar. Y mejorar la gobernanza, combatir la corrupción para tener un crecimiento más inclusivo. El FMI sabe que este es un gobierno corrupto, por eso se lo dice en la cara. Y le reclama que no se cumplió con las normas reglamentarias para mejorar el Catastro, debía estar para marzo del 2025. No se cumplió con el Plan de Acción de la Política Nacional de Cuidados que era para diciembre del 2024. No se cumplió con el Sistema de Registro de casos de violencia contra la mujer. No se cumplió con el análisis preliminar de Gastos Tributarios. No se cumplió con la actualización de la Evaluación Nacional de Riesgos.

El organismo recomienda mejorar la recaudación de impuestos en eficiencia y optimizando el uso de datos. Y le dice a Peña: “Al ver agotadas las mejoras en eficiencia, se debería considerar la posibilidad de examinar los regímenes impositivos para atender a las necesidades del Paraguay, en cuanto al gasto social e infraestructura”. La presión tributaria debe subir. La DNIT está raspando el fondo de la olla, y las recaudaciones no suben como se espera. Contundente. Saludos cordiales.

Más contenido de esta sección