Juan José Brull
ÑEEMBUCÚ
La historia de este arte en Pilar comenzó con la instalación de la empresa Manufactura Pilar a comienzos del siglo XX, lo que permitió a las artesanas locales integrar sus técnicas en la confección de prendas que hoy se destacan por la creatividad y destreza de las bordadoras de la región.
La profesora Clotilde Sánchez, referente de las bordadoras y presidenta de la Asociación de Artesanas Textiles de Ñeembucú, explica cómo todo comenzó con la creación del Clúster del Algodón en 2004, una alianza con la empresa textil que permitió a las bordadoras de Pilar ganar protagonismo. Este proyecto dio a las bordadoras locales la oportunidad de mostrar su arte y fue el inicio de una nueva etapa para las técnicas de hilado y tejido, muchas de las cuales estaban al borde de la extinción.
ARTE Y PATROMINIO. El bordado, más que una simple actividad artesanal es una forma de arte que entrelaza la labor ancestral con la creatividad artística. Utilizando hilos, agujas y diferentes tipos de tejidos, las bordadoras plasman sus diseños en las telas, manteniendo vivas las tradiciones que forman parte integral de la identidad cultural del país.
En Pilar, las artesanas no solo se dedican a la producción de prendas como el Ao Po’i y el Ñandutí, sino que también participan en ferias nacionales e internacionales, donde muestran y venden sus productos, llevando la identidad cultural de Paraguay al mundo.
TÉNICAS ANCESTRALES. Uno de los mayores logros de las bordadoras de Pilar es la preservación del ñaipovã, un hilo de algodón elaborado manualmente. Este proceso, que abarca desde el cultivo del algodón hasta la cosecha de los capullos, es una tradición que ha sido transmitida de generación en generación.
Hilda Cáceres, conocida como la mamá guasu de las bordadoras, es una de las pocas personas que aún domina la técnica del ñaipovã. A sus 82 años, Hilda sigue enseñando a las nuevas generaciones en talleres que se realizan en conjunto con la Asociación de Artesanas Textiles de Ñeembucú. Gracias a la colaboración de la Gobernación de Ñeembucú y la Universidad Nacional de Pilar (UNP) se ha logrado rescatar y revitalizar el algodón y otras técnicas ancestrales, insuflando vida y esperanza a las artesanas de la región.
EL CIELO, EL LÍMITE. El bordado de Pilar no solo preserva las tradiciones, sino que también es un canal de creatividad. La participación en proyectos como el vestido de Nadia Ferreira que lució en Miss Universo 2021 es una muestra de la innovación que sigue caracterizando a las bordadoras de Pilar. Este vestido, inspirado en el ave mainumby y la ecología, fue diseñado por Yeruti Acosta e incorporó elementos artesanales paraguayos y materiales reciclados.
La creatividad de las bordadoras de Pilar no tiene límites.
Lucía Segovia, por ejemplo, elaboró una vestimenta litúrgica que fue utilizada por el padre Fredy Orlando Vázquez durante su ordenación en la Basílica Nuestra Señora del Pilar.
El trabajo de las bordadoras de Pilar no solo es un legado cultural que se transmite de madre a hija, sino una fuente de empoderamiento para las mujeres de la región. Con cada prenda que crean, no solo mantienen viva una tradición ancestral, sino que también abren puertas a nuevas oportunidades para ellas y para la comunidad.
Con su arduo trabajo, las artesanas de Pilar siguen siendo una fuerza cultural que no solo embellece la vida de quienes llevan sus prendas, sino que también lleva el alma de Paraguay al mundo. La formación continúa, el rescate de técnicas y la participación en eventos internacionales aseguran que la tradición del bordado de Pilar continuará siendo un referente cultural en el país y en el mundo.