Las permisionarias del Mercado N° 1 reclaman mayor asistencia de la Municipalidad para poder trabajar sin preocuparse por las goteras durante los días de lluvia. Además, señalan que las ventas mermaron y que no reciben apoyo para mantener limpios los espacios de trabajo.
“El techo ya es viejo, y parte del vidrio de una ventana se cayó”, dijo a ÚH una de las vendedoras. Se refería al sector ubicado en el acceso al comedor del tinglado, ubicado en Yegros y Teniente Fariña.
Todas las vendedoras consultadas por este medio estuvieron de acuerdo en que las lluvias perjudican de sobremanera a las ventas y al trabajo que realizan. “No, acá no gotea, acá chorrea”, dijo otra permisionaria que ya trabaja en el sitio desde hace más de 30 años.
La mujer aseguró que el problema data desde siempre. “Es un desastre, siempre estuvo así, desde que yo vine”, comentó su experiencia. “Es demasiado viejo, no se hace mantenimiento”, añadió.
Mencionó que los cables del sistema eléctrico también están viejos, sucios, sin embargo, por fortuna nunca se registró un problema por algún caso de cortocircuito.
Otra permisionaria reclamó las condiciones indeseables en las que deben trabajar durante los días con alta temperatura. Los ventiladores instalados en el lugar no dan abasto, y esto afecta a la clientela, que finalmente decide visitar otro lugar mejor acondicionado.
“Esto siempre fue mi preocupación. Porque hace mucho calor, y la gente donde hay aire nomás se va a comer así, o se quedan en su trabajo. Nadie se preocupa, acá es sálvese quien pueda”, expresó.
Otra trabajadora consultada, resaltó que en el sitio ya hay numerosos focos que no se encuentran en funcionamiento. Ella misma, según aseguró, debió pagar para poder iluminar parte de la zona en la que trabaja. “Ellos deberían comprar, porque es del mercado, no es de mi local, pero bueno”, dijo, aludiendo al trabajo que compete a la Municipalidad.
A todo esto debe sumarse la condición deficiente de los baños, por los que, de acuerdo a fuentes consultadas por este medio, ni siquiera se realizan mejoras. Las reparaciones que se hicieron en los últimos meses, tanto en la pintura de los marcos como en la reposición de puertas y caños, fueron pagadas por el bolsillo de los trabajadores.
En tanto, en el Mercado N° 4 el principal problema que lo convierte en una bomba de tiempo sigue siendo el cablerío y las viejas instalaciones eléctricas.
Pocas ventas y muchos gatos. El mismo problema con los “chorros” de agua se registra en José Berges y San José, en el Mercado N° 2, un lugar que también resalta por la precariedad de los baños y además por su apariencia de abandono, causada, en parte, por los numerosos locales que se mantienen cerrados.
“Acá hay muchísimos gatos, por todo el mercado, y es un problema porque cagan, vomitan”, contó una de las vendedoras del lugar, y aseguró que existen personas irresponsables que abandonan ahí a los felinos.
Indicó que sería muy beneficioso para las trabajadoras que la Municipalidad realizara campañas publicitarias para atraer a más clientes, atendiendo a que estos mermaron en los últimos años. “Nosotros estamos ya sin apoyo, y los impuestos te suben y vos tenés que hacer para tu venta, no es más como antes que la gente venía”, observó.
Una de las comerciantes de este mercado señaló que el problema con la falta de clientes está directamente relacionado con el aumento de precios de la canasta familiar. Consultada sobre algún tipo de alternativa que pudiera ofrecer la Municipalidad para aumentar la clientela, la mujer respondió: “Jamás. La Municipalidad solamente cobra”.
“Atrae también que el lugar sea limpio y presentable, pero creo que la gran mayoría también busca lo económico”, añadió.
Apuntó al hecho de que el año pasado, de acuerdo a la comerciante, hubo un aumento en el canon que pagan las permisionarias. No obstante, indicó que dicho pago no se refleja en el servicio ofrecido por la Comuna. “Supuestamente, hay personas asignadas en nóminas que están como limpiadoras, hipotéticamente, y tenemos nóminas de seguridad, cosa que nunca están. Ni limpieza ni seguridad”, criticó.
Una de las permisionarias incluso señaló que el sitio es considerado como una “zona roja”, atendiendo a supuestas visitas sospechosas por parte de adictos. “La policía revisa todo, se sabe todo quién es si se ve en la cámara, pero no pasa nada; acá tenés que cerrar la boca y no hablar por nadie para poder vivir tranquilo”, lamentó.
Sin seguridad. En Jejuí y Montevideo, en el Mercado N° 3, la situación no es menos preocupante, según entrevistas realizadas a los trabajadores del sitio. Como apuntó la señora Margarita Escobar, cocinera que trabaja en el mercado hace 25 años, se necesitan trabajos de mantenimiento del techo, nueva pintura y el reemplazo de los azulejos en las cocinas.
Escobar relató que las trabajadoras suelen recibir la colaboración de la Escuela Taller ubicada a metros del lugar. “Ellos nos ayudan cuando necesitamos si es parte eléctrica. Siempre están”, valoró.
En este mercado también existen problemas de seguridad durante la noche, según Escobar y vecinos de la zona. “Nosotros tendríamos que tener guardia de seguridad, y está figurando, pero la seguridad desaparece, viene, ficha y se manda mudar”, contó. “Tenemos nuestras barrenderas que es nuestro guardia también, ellas son nuestra campana, y a las 6 de la tarde ya tenemos guardia privada, pero viene, ficha y se manda mudar”, reiteró.
Ella y otras compañeras se vieron en la necesidad de pagar por la instalación de rejas en un sector del techo, buscando evitar que extraños ingresen en la noche. Esto atendiendo a que existe un predio contiguo al mercado que supuestamente se encuentra abandonado y “maldito”.