Las agencias estadounidenses de Protección Ambiental (EPA) y de Seguridad Vial (NHTSA) anunciaron el jueves la suspensión de las normas ambientales obligatorias que había impuesto la administración de Barack Obama a la industria automotriz.
Ambos reguladores propusieron en su lugar nuevas reglas menos estrictas, que podrían incrementar el enfrentamiento entre el gobierno de Trump y el estado de California respecto a los coches “verdes”.
Las normas suspendidas preveían aumentos graduales de la autonomía de los vehículos hasta alcanzar un objetivo de 100 kilómetros por cada 4,32 litros de gasolina en el 2025.
“California luchará contra esta (decisión) estúpida con todos los medios a su disposición”, reaccionó de inmediato en Twitter Jerry Brown, el gobernador de este importante estado del oeste de Estados Unidos.
En cambio, los lobbies automotrices como Auto Alliance y Global Automakers elogiaron la decisión que salvará puestos de trabajo, según afirmaron.
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