En principio, el Municipio estableció multas a los infractores que abonaban una determinada suma de dinero y volvían a llevar sus motos con los escapes prohibidos. Pero al ser reiterativas las faltas de los motociclistas, la Municipalidad determinó destruir los escapes. En total fueron destruidos cerca de 100 escapes roncadores que fueron destruidos por una aplanadora.
Casi todos los escapes destruidos eran nuevos. Cada roncador tiene un precio que oscila entre G. 250.000 y G. 600.000 en el mercado local. Haciendo cálculo de un precio promedio de G. 300.000, la cantidad destruida ronda los G. 30.000.000 millones.
Mario Mendoza, motociclista que admitió que le gusta utilizar escape roncador, dijo que “si prohíben su uso también deben prohibir su comercialización en los negocios dedicados a repuestos de motos que funcionan en Colonias Unidas”, opinó. NM