José Carlos Rodríguez*
La respuesta a esta pregunta no es aterradora, como lo era en tiempos de la dictadura, cuando se la llamaba ‘el precio de la paz’, pero tampoco es alentadora. En todos los países del mundo se tortura, también en el Paraguay, se sabe cuánto, cuándo y dónde porque tanto a nivel internacional como local se han usado métodos científicos de su medición, con resultados consistentes y coincidentes sobre esa realidad; con métodos que no se conforman con los datos judiciales que son insuficientes. La ‘nota’ de la tortura en el Paraguay tiene una cifra promedio dentro de los demás países acá estudiados y referidos.
La tortura fue medida a través de encuestas, con millares de casos. Los 21 mil casos recolectados en otros países por Amnistía Internacional, más la sólida encuesta local, con 5 mil casos, recolectados por el Instituto Nacional de Estadísticas. En total son 22 encuestas que preguntaron a la población adulta tres cuestiones claves sobre la tortura. También se está midiendo la tortura con otro método, a través de expertos. Ellos cuantifican centenares de datos provenientes de fuentes secundarias y hacen estimaciones sistemáticas desde hace más de medio siglo. Ambos métodos arrojan resultados similares porque hablan de lo mismo y porque lo enfocan desde el mismo punto de vista, que es la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas.
Entre los 22 países que acá se presentan, el Paraguay se encuentra en el punto medio del ranking. No podría acá decirse en un ‘justo’ medio; porque torturar en promedio no es lo justo, equitativo ni saludable. Lo único justo es la erradicación de la tortura y del maltrato, como la ley manda.
En realidad, sobre el tema tortura hay litigio y ambigüedad. Tanto el Estado como la sociedad civil hacen un esfuerzo sostenido para prevenirla: adopción de leyes internacionales, elaboración de protocolos locales, militancia y denuncias, incluso la formación del Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura y otros Tratos o Penas crueles e inhumanas o degradantes (MNP). Pero también se hace un esfuerzo contrario para protegerla, disimularla, hacerla invisible y, por tanto, impredecible y no prevenible.
LA NOTA DE LA TORTURA
EN PARAGUAY
Las cifras siguientes presentan las notas de tortura, incluso las de Paraguay, elaboradas por medio de los dos métodos de cálculo mencionados. Ambos métodos, el método de encuestas, o sea, la medición a través de las actitudes, y el método de los expertos, que hace un análisis del contenido de la información existente, arrojan resultados razonablemente similares.
Los países con mayor tortura tienen peor puntaje en ambos métodos. Los países con menor tortura tienen mejor puntaje en ambos métodos. Acá peor o mejor significan: peor o mejor adecuación a la ley. La equivalencia entre las notas de ambos métodos se evalúa con la habitual correlación de Pearson, que va de -1 a +1. Las notas de los dos métodos se correlacionan en un +0,83. El máximo posible es 1,0. Si se excluyeran a Rusia y a China, que son los casos más atípicos, el coeficiente de correlación sería de un 0,91. Una asociación aún más robusta.
Las notas generadas con encuestas son más altas que las notas generadas por expertos. Los encuestados se califican con cifras más optimistas en relación con las cifras de mayor rigor calificadas por los expertos. Pero, si se usan las notas llamadas ‘tipificadas’, los puntajes Z, estas diferencias causadas por el método de registro son todavía menores porque el perfil es más similar que la escala.
Las notas fueron presentadas en porcentaje de cumplimiento de la ley. En el índice basado en las encuestas de Amnistía Internacional (AI), el Paraguay tiene una nota de 57 sobre un máximo de 100, cuando la media de todos los países es de 60. En las notas basadas en expertos, de Puntajes de Terror Político (en inglés: PTS), el Paraguay tienen una nota de 47 sobre el máximo de 100, siendo 47 la media de los demás países.
TORTURA Y POLÍTICA PÚBLICA
Cuánto se tortura en Paraguay no es solo una problemática científica, aunque también lo sea: ¿cómo evaluar en dónde estaba el país, de dónde está hoy, cuánta mejoría o desmejoría tiene lugar en el mal que se debe prevenir? Se trata, sobre todo, de un problema político, ético y jurídico. Es la integridad y la dignidad de la colectividad nacional lo que se mide con estas cifras. El desarrollo de un país es más que la acumulación de capital, es también la acumulación de la integridad y de la libertad en relación a la tortura.
Siendo la tortura un acto secreto, perpetrado y encubierto por el poder, medir la tortura es un proceso difícil que necesita ser encarado con rigor para poder arribar a resultados tangibles y transparentes. Afortunadamente, esta medición existe y no debe ser ocultada.
Afirmar lo contrario, está errado, es la mala práctica de declarar invisible la ocurrencia de la tortura a nivel nacional. Ello puede estar motivado por nesciencia, por la costumbre de no rendir cuentas o de desviar recursos públicos, en lugar hacer el máximo esfuerzo para liberar a la ciudadanía de los tratos indignos, crueles, degradantes e inhumanos. Lo único seguro es que no habrá ninguna política pública eficaz y eficiente sin alcanzar las cifras necesarias para poder contabilizar y resolver la tortura y el maltrato. Una política pública sin cifras es solo un asistencialismo ciego.
*Comisionado Nacional del MECANISMO NACIONAL DE PREVENCIÓN CONTRA LA TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS CRUELES E INHUMANAS O DEGRADANTES (MNP)