Con este nuevo escenario existen grandes expectativas, pero también grandes temores por lo que pueda hacer el Partido Colorado con su absoluto control del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo.
Desde el inicio de nuestra transición a la democracia en 1989, nunca existió una concentración del poder tan grande como el que ahora tiene la Asociación Nacional Republicana.
Recordemos que cuando nuestros constituyentes redactaron la Constitución de 1992 tuvieron mucho cuidado para que “nunca más” volvamos a esa época stronista cuando un presidente todopoderoso violaba los derechos humanos y propiciaba la corrupción.
Por eso el espíritu que está detrás del texto de nuestra actual Constitución es el del “presidencialismo atenuado”, es decir, un presidente con menos poder y un Congreso con mucho poder.
Pero, a mi criterio, nos hemos movido como en un péndulo, de un exceso de poder pasamos a un vacío de poder del Ejecutivo. El exceso de poder genera abusos, pero el vacío de poder genera ingobernabilidad.
En este punto en Desarrollo en Democracia Dende tenemos un dilema ético, porque para avanzar hacia el desarrollo tienen que realizarse en el país reformas profundas que solamente serán posibles con un liderazgo muy poderoso; pero, para garantizar nuestros derechos y consolidar nuestra democracia, no podemos entregar a nadie tanto poder.
Creo que es legítimo que un partido político quiera tener mayoría en el Congreso y tener la Presidencia de la República. Esa es la base del sistema parlamentarista de las democracias europeas y ese es el deseo de todos los partidos políticos en la democracia presidencialista, como, por ejemplo, la de los Estados Unidos.
El poder tiene legitimidad de origen si se obtiene por medio del voto popular, pero dependiendo de cómo se ejerza dicho poder y por un ejercicio inadecuado del mismo, puede perderse la legitimidad.
Son muy conocidos los casos de Mussolini y de Hitler, que llegaron al poder por medio de elecciones democráticas, pero una vez en el poder cambiaron las instituciones para hacerse con el control total del Estado.
Para evitar que eso ocurra, la frontera siempre será un Poder Judicial independiente, porque esa será la única manera de construir una muralla que protegerá a los ciudadanos del avasallamiento y del abuso de poder.
Un Poder Judicial independiente solamente se conseguirá con un Ministerio Público valiente, honesto y dotado con la tecnología y con el presupuesto adecuado, y con una Corte Suprema de Justicia también valiente y más cercana a los problemas diarios de la ciudadanía.
El Partido Colorado en el año 1954 nos trajo una dictadura que duró 35 años, tiempo en el cual hubo cierto progreso económico, pero con graves violaciones a los derechos humanos.
En el año 1989 nos trajo la democracia que ya lleva 34 años, tiempo en el cual hemos gozado de amplias libertades, pero donde aún mucha gente vive en la pobreza y no accede a una vida digna.
Esperemos que en este año 2023, cuando el Partido Colorado, en democracia, obtuvo por medio del voto popular la Presidencia y la mayoría del Congreso, pueda realizar las reformas imprescindibles para crecer económicamente y distribuir mejor dicha riqueza.
Esperemos que tenga la sabiduría para usar su poder con moderación, respetando la independencia del Poder Judicial y gobernando no solamente para ese 42,74 por ciento de los paraguayos que los votó, sino también para ese altísimo 57,26 por ciento que no lo hizo.
Solamente así nuestro país podrá avanzar hacia el desarrollo en democracia.
