13 may. 2024

Combustibles y el debate entre populistas y egoístas

La escalada del precio de los combustibles en los primeros tres meses del año y las medidas que está adoptando el Gobierno local para amortiguar el impacto en los sectores de menores ingresos abrieron un fuerte debate sobre la conveniencia de subsidiar el precio de los carburantes.

En un primer momento el Gobierno planteó la posibilidad de subsidiar, ley mediante, solo el gasoil tipo III o común. Luego, tras la presión de los consumidores y las constantes protestas, se decidió ampliar el subsidio a la nafta de 93 octanos.

El hecho de subsidiar solo las ventas realizadas por la petrolera estatal generó la reacción de los emblemas privados. Esto obligó a los representantes del Ejecutivo a iniciar una nueva ronda de negociaciones entre las empresas privadas y con la participación de algunos parlamentarios.

Para que el subsidio estatal se extienda a las ventas realizadas por los emblemas privados se necesitaba indefectiblemente un fondo de por lo menos 100 millones de dólares para subsidiar el precio de los dos combustibles más utilizados.

Sin embargo, la idea de tomar un crédito o destinar semejante suma de dinero para abaratar el precio de la nafta de 93 octanos y el gasoil no fue aceptada por los parlamentarios, por lo que finalmente se tuvo que optar por un proyecto que solo subsidia las ventas realizadas por la estatal Petropar.

Como era de esperar, apenas sancionada la ley el sector privado lanzó su voz de protesta contra la nueva normativa que beneficiará a un sector de los camioneros, transportistas, taxistas, trabajadores del volante y a un amplio sector de trabajadores que se movilizan en vehículos económicos.

El sector de propietarios de vehículos de alta gama, que utilizan combustibles de mayor calidad, es el queda fuera del subsidio y tendrán que pagar el precio que los emblemas privados fijen para los combustibles que habitualmente cargan.

El criterio del Gobierno y de los parlamentarios se basa en dar una ayuda a los automovilistas de menor poder adquisitivo y dejar al resto de los usuarios a lo que el libre mercado decida.

El libre mercado irá fijando los precios conforme se comporte el mercado internacional de combustibles.

La medida tomada por el Ejecutivo fue calificada de populista y ampliamente criticada. En respuesta, automovilistas señalaron que el mercado de combustibles es muy egoísta, que alzan los precios para mantener ganancias, que no miden el impacto en los sectores de menores ingresos.

Algunas páginas virtuales definen el populismo como una postura política que busca, a través de diversas estrategias, el apoyo y consentimiento de las clases populares.

Advierte que el término populismo es considerado mucho más amplio y complejo de definir.

Esto se debe a que se denomina como ‘populismo’ a diversas realidades, propuestas y estrategias políticas, económicas, sociales y culturales que proponen defender los intereses generales de la sociedad a fin de alcanzar el bienestar común de los ciudadanos.

Finalmente, dice que se denomina como populismo todos aquellos fenómenos que atentan en contra de la democracia liberal.

Por otro lado, está el concepto de egoísmo, que se denomina como la actitud de quien manifiesta un excesivo amor por sí mismo, y que solamente se ocupa de aquello que es para su propio interés y beneficio, sin atender ni reparar en las necesidades del resto.

La palabra, como tal, proviene del latín ego, que significa ‘yo’, y se compone con el sufijo -ismo, que indica la actitud de quien solo manifiesta interés por lo propio.

El egoísmo también puede reconocerse en todas aquellas acciones realizadas por interés personal, para provecho propio y sin mirar en las necesidades, opiniones, gustos o intereses de los demás.

La situación delicada que vive el país y el mundo debe impulsar a populistas y egoístas a buscar un punto de beneficio mutuo. Sin duda, debe haber ciertas renuncias de ambas partes para encontrar soluciones que convengan a todos los sectores de la población.

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