24 jun. 2025

Carreteando

La nave gubernamental no consigue despegar. Sigue carreteando en pista, consumiendo combustible y echando mano al mantra de “sigamos a Cartes” repetida tres veces por Peña en Paraguarí, solo que no se sabe para dónde.
Claramente, es un signo demostrativo de una inequívoca decadencia como cuando se repetía lo mismo cambiando el apellido por Stroessner en boca de los militantes hacia el final del ciclo autoritario.

La implosión interna es clara.

Las presiones prebendarías suben de punto y ya no disimulan enconos ni enojos. Los ovetenses Ovelar y Varela son claros ejemplos. El primero presionado por sus bases no logra conseguir 30 cargos de enfermeras en el hospital local y presiona por la salida de la ministra que recibe el respaldo de Peña. Y lo de Varela, muestra un paso en falso con su abrazo con Honor Colorado y su despecho posterior.

Entre ellos el hambre sube y los históricos no están para compartir necesidades con los recién llegados, pero hay que seguir manteniendo las expectativas y antes del segundo año el grito y las pancartas es relanzar algo imposible sin cambiar la Constitución: La reelección de Cartes en el 2028.

Claramente, cuando no se logra despegar la nave hay que buscar distractores sin saber que eso justamente revela que no pueden hacer el vuelo que prometieron. Acortados los viajes y con una acumulación enorme de pendientes, los escándalos ya no aguantan y comienzan los descontentos. Algunos asumiendo una falsa autocrítica afirmando el presidente que no están conforme con los resultados reconociendo su absoluto descontrol de su propio gabinete cuando les pide a sus subalternos que si no son capaces de llevar adelante su gestión: Que renuncien. Nadie lo hace por muy obvias razones y solo el timido desplazamiento del titular de Cañas Paraguayas quien no tenía ninguna capacidad para manejar una empresa quebrada o no, muestra una tenue actitud de cambiar. No lo saca al difusor de la doctrina de “Dios, patria y familia” sino que lo mantiene en el directorio porque sabe mucho de marketing, tanto que quebró la empresa. Afirma en la misma reunión que la pobreza bajó y que las inversiones en educación y salud se han incrementado. Nada de eso es realidad porque el gobierno sigue carreteando en pista. No hace falta más que ver pacientes mendigando atención, alumnos dando clase bajo los árboles y mendigos por doquier en cualquier semáforo urbano.

El envejecimiento de la tripulación es evidente. Canas, arrugas y lifting abundan. Algunos estiramientos copian cicatrices en el ánimo de parecerse al “único líder”. Peña ya parece superar los 60 años y todavía no cumplió 50. Ha nombrado en el carreteo a los interventores municipales de Asunción y Ciudad del Este. El primero aún debe una explicación acerca de cómo Messer operó en el BNF a su cargo dinero sucio y el segundo dice que para que quede claro que es un afiliado al partido colorado. Ambos tienen 60 días para preparar su informe y votarse en consecuencia en diputados. Es un frente más que se abre en un aeropuerto atestado de pasajeros que creyeron que iban a estar mejor y están enojados en el counter.

La tormenta que se monta hace que el piloto acumule más dudas que certezas. Solo le queda recitar el mantra stronista: Seguir a Cartes, seguir a Cartes y seguir a Cartes. El pasaje aplaude, pero le cuesta sostener la presión de quienes también son presionados por sus votantes por un costo de vida que ha subido notablemente. Los 100 mil del salario mínimo incrementado no alcanzan y en vez de resolver el problema con generación de inversiones y empleo, la tripulación culpa a la realidad con notable caradurez. Los sobrecargos repiten una y otra vez que estamos a punto de despegar y que el gigante dormido se despertará alguna vez y que volveremos a ser ricos y prósperos mientras el presidente entrega 38 viviendas cuando prometió 100 mil por año.

Nadie sabe cuándo ni hacia dónde vamos. El Gobierno sigue en pista, carreteando y con inclemencias de tiempo acechantes.

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