Las grietas en la arena parecen que gritan sed. Un venado moribundo es bañado por una persona con un poco de agua fresca. Avestruces y peces muertos, tapires sedientos, venados en estado de putrefacción por doquier son parte de las postales casi apocalípticas que recorren las redes sociales y los grupos de WhatsApp y que muestran la acuciante sequía que azota al Departamento de Boquerón.
A este panorama se suma que las aves intentan ingresar a los pozos o se resguardan en las casas, en busca de cobijo. Las abejas se amontonan al borde de una fuente de agua en una estancia.
La acuciante sequía no da respiro y ocasiona la mortandad masiva de animales silvestres que deambulan sedientos debido a que los tajamares están secos.
En Boquerón no llueve hace seis a siete meses, comentó el gobernador Harold Bergen, quien considera que es la peor sequía en los últimos años.
La Junta Departamental de Boquerón declaró el pasado 24 de octubre estado de emergencia ambiental, vial y alimentaria por la sequía en el departamento, lo que permite dar celeridad a las ayudas.
Los pobladores sufren por la escasez de agua y dependen de la provisión por parte de los camiones cisternas, proveída por entidades estatales que deben viajar en algunos casos entre 200 y 300 kilómetros, ayudados con tractores.
El acueducto no funciona desde el año pasado y por ello se distribuye agua en las comunidades lejanas. Este procedimiento ahora se dificulta a causa del mal estado de los caminos.
“Estamos ahora trabajando para entregar agua y entregar agua en todas las comunidades. En algunas partes, tenemos el problema de caminos, porque los caminos están muy destrozados y tenemos que ayudar con tractores para que lleguen a las comunidades indígenas”.
“Ahora estamos reparando caminos. Pero como hay poca agua, se dificulta porque necesitamos agua también para reparar los caminos”. Los estancieros proporcionan agua para arreglar los caminos e incluso distribuir a los pobladores, dijo.
Muchas comunidades no tienen pozo, debido al agua salada que predomina en el Chaco. La falta de lluvias impide llenar los aljibes y tajamares, por lo que solo la provisión en cisternas permite un abastecimiento.
ASISTENCIA. El gobernador añadió que completarán la asistencia con entrega de víveres, con el apoyo de la Secretaría de Emergencia Nacional, el Ministerio de Obras Públicas y otras entidades.
“El agua de tajamar es una de las mejores aguas que tenemos acá. Estamos acostumbrados a usar agua de tajamar. Con las lluvias se llenan los tajamares”.
Las localidades de Pozo Hondo, el Pelícano, Mistolar, La Laguna, San Agustín, María Auxiliadora, La Pava, La Represa, La Dorada son las más afectadas por la sequía y la falta de agua en los tajamares.
“En las últimas semanas se está dando mortandad de animales, lastimosamente por el tema de que los tajamares, la mayoría de ellos, zona ribereña, están quedando sin agua”, señaló Milciades Marmolejo, secretario de Medio Ambiente de la Gobernación de Boquerón.
Añadió que el nivel del río Pilcomayo es óptimo, pero tierra adentro golpea la sequía.
MÁS FALLECIDOS. Un caso más de muerte súbita que ocurrió el pasado lunes supuestamente relacionada con la ola de calor, confirmó ayer el fiscal César Sosa en declaraciones a Radio Monumental. Así suman 11 los casos fatales en el Chaco, registrados en su mayoría en Boquerón y 1 en Alto Paraguay.
“Murieron como consecuencia del intenso calor que tuvimos en las últimas semanas en el Chaco. Son personas de más de 40, 50, 60 años y un poco más incluso que trabajan o viven en distintas circunstancias”.