20 abr. 2024

¿Bolivia, ante un golpe de Estado o un vacío de poder?

El anuncio de Evo Morales de dejar la Presidencia de Bolivia, según él para frenar las violentas protestas tras las elecciones del 20 de octubre, está lejos de ser la solución a la crisis en el país, que ahora se encuentra ante un vacío de poder y denuncias de un presunto golpe de Estado.

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, renunció desde su cuna política en la región central de Cochabamba después de tres semanas de protestas.

Foto: EFE

A continuación siete claves de los hechos que derivaron esta situación:

Las protestas tras las elecciones

El 20 de octubre de este año se celebraron elecciones presidenciales que tenían como principales candidatos al presidente Evo Morales y al ex mandatario y opositor Carlos Mesa.

Dichas elecciones fueron cuestionadas desde el momento de su convocatoria por el rechazo en distintos sectores políticos y sociales a que Evo Morales presentara su candidatura para un cuarto mandato.

Ese malestar surgió tras el referendo del 21 de febrero de 2016, cuando más de la mitad del país votó en contra de una posible nueva reelección de Evo Morales. Sin embargo, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral dieron el aval a la candidatura del líder indígena.

Morales resultó reelegido en unos comicios tachados de fraudulentos, que desataron una ola de protestas con tres muertos y más de 300 heridos.

Nota relacionada: Mario Abdo sobre Bolivia: “Preocupa cuando las democracias se enferman”

Informe de la OEA

Tras las presiones en el país, el Gobierno pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA) una auditoría a las elecciones.

En su informe, la OEA señaló que detectó irregularidades “muy graves” como “una clara manipulación” en la transmisión de datos.

“El equipo auditor no puede validar los resultados (..), por lo que se recomienda otro proceso electoral”, señala el informe.

Sin citar el informe, este mismo domingo Morales anunció nuevas elecciones con un nuevo órgano electoral.

Repliegue policial y militar

Desde el viernes pasado varios policías se sublevaron en varias ciudades del país en solidaridad con el pueblo boliviano, lo que agudizó la crisis en los más de 13 años de gobierno de Morales.

El domingo en la tarde, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, y el comandante de la Policía Boliviana, Yuri Calderón, leyeron por separado sendos comunicados, sugiriendo el primero y pidiendo el segundo la renuncia de Morales.

Además, la Policía negó que existiera una orden de detención en contra del presidente renunciante y aclaró que es la Fiscalía y no la Policía la entidad que emite las órdenes de aprehensión.

La Policía ha tenido un papel fundamental en esta crisis, por sus acciones pacíficas y junto a las Fuerzas Armadas no han expresado ningún interés en el poder, ni estar de parte de alguno de las fuerzas políticas.

Renuncia de Evo

“Ha habido un golpe cívico, político y policial”, denunció el presidente en su mensaje televisivo en el que anunció su dimisión.

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En su carta entregada este lunes al Parlamento, Morales indica que con su decisión se busca “evitar” la violencia y expresa su deseo de que retorne la “paz social”.

A la dimisión del mandatario se sumó una cadena de renuncias de legisladores, ministros y autoridades regionales del partido oficialista MAS.

Nadie asume el poder

El artículo 169 de la nueva Constitución boliviana establece la línea de sucesión en caso de la renuncia del presidente, vicepresidente, del presidente del Senado hasta el de la Cámara Baja. “En este último caso, se convocarán nuevas elecciones en el plazo máximo de noventa días”, indica.

El oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), que tiene mayoría en la Asamblea, es el llamado a convocar las sesiones correspondientes para analizar la dimisión de Morales y nombrar a un presidente interino.

Sobre quién recaerá esa responsabilidad es lo que tiene al país en la incertidumbre, pues a los que les correspondería también renunciaron a sus cargos.

Los renunciantes son hasta ahora el vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, y el presidente del Congreso, Víctor Borda.

En esa línea de sucesión seguiría la senadora de la opositora Unidad Demócrata (UD) y segunda vicepresidenta del Senado de Bolivia, Jeanine Áñez.

Le puede interesar: Evo Morales reclama a Mesa y Camacho la “pacificación” de Bolivia

El papel de la oposición

Desde el referendo de 2016 la oposición ha considerado que la candidatura era ilegal, pese a las sentencias del Constitucional y del Tribunal Electoral; sin embargo, participaron en las elecciones del 20 de octubre, las que además criticaron desde su convocatoria.

Tras darse a conocer los resultados de las elecciones, la oposición, desde distintos sectores, denunció un fraude y exigió la celebración de nuevos comicios y la renuncia del presidente Morales.

El ex presidente Carlos Mesa llamó al MAS a facilitar la sucesión a Evo Morales, planteó que ellos podrían nombrar un nuevo presidente del Senado que de forma interina ejerza la jefatura de Estado y fue enfático en que no hay un golpe de Estado.

El líder cívico Luis Fernando Camacho pidió la renuncia de todas las altas autoridades para dar paso a un Gobierno transitorio conformado por “notables” que llamen a nuevas elecciones.

El golpe

Varios analistas consideran que no es correcto hablar de un golpe de Estado civil o militar, la coyuntura actual es muy distinta a cuando en 2003 Gonzalo Sánchez de Lozada y en 2005 Carlos Mesa renunciaron ante el Legislativo a su cargo de presidente asediados por protestas.

Consideran que existe un vacío de poder porque hasta el momento nadie se ha tomado por la fuerza el Ejecutivo; la Policía y las Fuerzas Armadas por el momento están al margen de las decisiones políticas que se tomen a la crisis.

Pero están las voces que consideran que Morales se vio forzado a dejar la Presidencia, pese a que tras el informe de la OEA sobre las elecciones, el mandatario anunció nuevos comicios con un nuevo ente electoral.

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